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Mostrando entradas de febrero, 2019

Como cuento de terror

Lucas 6, 27-38 «Dos noticias: 1) Hoy voy a hablar con mi esposa, tras dos años de no hacerlo. 2) Mi esposa está muerta. Falleció hace dos años, en extrañas circunstancias.» Parece un cuento de terror. Es el relato “La vida secreta de los insectos”, del volumen  Los niños de paja , de Bernardo Esquinca. La contraportada del libro dice que se trata de “historias que consiguen estremecer a tal grado que, que el lector lo pensará dos veces antes de apagar la luz.” Por eso mismo, y porque lo tenía sobre el buró junto a mi cama, fue que lo leí esta madrugada de insomnio provocada por un furioso ataque de mosquitos, que mereció una reacción de la misma intensidad. Cuando volví a sentir sueño y apagué la luz, casi al instante, cuando ya mi consciencia se perdía en los misterios del estado inconsciente, ¡sonó el despertador! Como cuento de terror.  De repente el evangelio se nos presenta como si fuera un cuento de terror, espanta: amar al enemigo, perdonar al que ofende, poner la otra

El sentimiento que no es nuestro

Lucas 6,17-26 Me hace falta otro viaje a Francia, al menos otro. Éste sólo para recorrer París en clave de  Rayuela , para conocer los escenarios en los que Julio Cortázar dio vida a esos personajes que traigo más que tatuados, cicatrizados en el alma; para buscar a la Maga sobre los puentes, para caminar con Horacio Oliveira a tomar mate amargo en el Club de la Serpiente. Para buscar uno de esos cuartos oscuros dentro del cual, a las dos de la mañana, la Maga prepara café, ingenua como siempre, pendiente de la hora para dar la medicina a su pequeño Rocamadour, creyendo que duerme mucho, cuando hace rato que está muerto; Oliveira, Etienne, Roland y Gregorovius discurren y filosofan junto a una estufa; y el vecino de arriba mata cucarachas.  Es la historia que ocurre en la primera parte de la novela, “Del lado de allá”, en París. La segunda parte transcurre “Del lado de acá”, en Buenos Aires. La vida bien podría ser vista así también, “del lado de allá”, y “del lado de acá”; y

El peligro de las "historias únicas"

Lucas 4,21-30 La flor púrpura,  novela de la nigeriana Chimamanda Ngozi comienza con una fortísima escena en la cual el padre avienta su misal a una vitrina, enojado porque su hijo Jaja no comulgó en misa de Domingo de Ramos. En alguna ocasión, esta escritora dio una conferencia sobre el peligro de las historias únicas. En ella contó su experiencia como lectora y escritora precoz, en la cual las historias que leía tenían personajes blancos que comían manzanas y hablaban del clima, lo que no pasaba en Nigeria, donde se comen mangos. Cuando fue a estudiar literatura a Estados Unidos, le preguntaba su compañera de cuarto dónde había aprendido a hablar inglés, que es el idioma oficial de Nigeria; también le pidió escuchar música de su tribu; ella le puso una canción de Mariah Carey. Advierte que el poder es indispensable para imponer una sola visión. Narra cómo es que ella misma se descubrió cómplice de esta mentalidad cuando, de visita en Guadalajara, se dio cuenta que los mexicano