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Mostrando entradas de marzo, 2018

Viernes Santo: Algo sobre la muerte de Jesús

Es un mal sueño largo, una tonta película de espanto, un túnel que no acaba lleno de piedras y de charcos. Palabras de Jaime Sabines sobre la muerte de su padre. Palabras que describen la experiencia de la muerte, de cualquiera cuando se nos muere alguien a quien amamos mucho. Fue también sin duda la experiencia de los discípulos de Jesús. Vinieron de Galilea a Jerusalén para acompañarlo, con la expectativa de la llegada inminente del Reino de Dios. Pero algo pasó. Algo como un mal sueño largo, como una tonta película de espanto, como un túnel que no acaba, lleno de piedras y de charcos, por el que apenas pudieron caminar. Apenas hacía unos días lo vieron lleno de fuerza derribando los puestos en el Templo, mañana tras mañana y tarde tras tarde lo vieron disputar en el Templo con herodianos y fariseos, también con los saduceos, alabó a una pobre viuda que en dos moneditas dio más que cualquiera. Y ahora estaba muerto. Muerto y en un sepulcro. Ellos lo llamaban Maestro. H

Jueves Santo: Entre la despedida y la esperanza

Timothy Radcliffe, biblista inglés, fue Maestro General de los Dominicos, orden a la que pertenece, de 1992 a 2001. Entre sus funciones estaba la de visitar cada una de las comunidades dominicas del mundo, para conocer su realidad y animar la vida y la misión en cada una de ellas. Cuenta que en una ocasión, de viaje en Ruanda, que entonces se encontraba en guerra civil, tuvo que conducir hacia el norte del país para visitar a una comunidad de religiosas dominicas que atendían un albergue para refugiados. Ya el embajador de Bélgica le había advertido que no saliera, pues la violencia estaba desatada en todo el país, pero Timothy logró, con sus acompañantes, sortear el bloqueo del ejército que impedía salir de Kigali, la capital. Fue un día terrible; teníamos que bajarnos del coche para parlamentar con los grupos de rebeldes y con los soldados, armados con pistolas y machetes. Pensaba que no llegaríamos al final del día. Lo peor de todo fue la visita que hicimos a un hospital lleno

Como el frasco de alabastro

Marcos 14,1-15,47 Déjame reposar, aflojar los músculos del corazón y poner a dormitar el alma para poder hablar, para poder recordar estos días, los más largos del tiempo. Con estas palabras comienza el inmortal poema de Jaime Sabines sobre la muerte de su padre. Con ellas podría haber empezado el largo relato de la pasión. Con ellas podría haber empezado el evangelio mismo. Porque así empezó todo. Para asimilar lo que habían vivido con Jesús, para asimilar lo que había pasado con Jesús en aquellos días, los más largos del tiempo, los primeros discípulos tuvieron que reposar, aflojar los músculos del corazón, porque era su corazón el que había sido herido, y era su corazón el que podía comprender lo que había pasado. ¡Qué lejos quedaron aquellos días de la transfiguración, cuando a la vista del Señor resplandeciente, Pedro quería levantar tres tiendas y quedarse allí! En cambio, cuando Jesús lo invite al Huerto de los Olivos, primero dormirá, luego lo negará y al f

San José: Amar lo que tú amaste

25 de enero de 1905.  Al día siguiente de volver de Veracruz, donde había pasado los días más fríos del invierno, y luego de celebrar su cumpleaños número 74, el P. Vilaseca, fundador de la Familia Josefina, salió acompañado de don Arnulfo, su asistente, a la Casa Central de las Hermanas Josefinas, donde celebraría con ellas la fiesta de san José del Buen Consejo. Pero en el camino, el P. Vilaseca se sintió mal, tan grave que, con mucho esfuerzo pudo bajar del tranvía y llegar a la casa de las Hermanas, donde los gritos y los toquidos de don Arnulfo pronto las hicieron comprender que algo no andaba bien. Como sentía que se llegaba la muerte, el P. Vilaseca fue ungido por el P. Tomás Rodríguez. Mientras, el P. Troncoso hizo llegar al P. Ignacio Sandoval, en Roma, un telegrama pidiendo la bendición apostólica, que alcanzó a recibir y nuestro Padre escuchó consciente. Pero no murió. San José y la M. Cesarita, decía él mismo, le habían alcanzado el milagro. Tan pronto se fue recup