Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2013

La familia de Jesús

Mateo 2,13-23 Se trata de la escena de la Huida a Egipto. La liturgia dominical suprime la segunda de las tres escenas que componen esta secuencia narrativa, que es la correspondiente a la muerte de los inocentes. Sin esta escena, el viaje a Egipto parece más un paseo que una necesidad. La escena se ubica después de que los Magos venidos de Oriente se retiran de la casa de José, en Belén. Y no podemos hacer de cuenta que no existió el peligro en la familia de Jesús, María y José, porque no hay familia que tenga una vida sin contratiempos.   Varios puntos habría que destacar de esta escena en el marco de la fiesta de la Sagrada Familia que celebramos este domingo. El primer punto que hay que destacar, por obvio que parezca, que el hijo de Dios se encarnó en una familia, porque el ser humano está hecho para vivir en familia, nadie nace ni vive en soledad absoluta, ni para sí mismo. Y no olvidar que la familia de Nazaret creció mucho más, no porque haya habido más hijos, sino porqu

Llegó la Navidad

Lucas 2,1-20 Otra vez llegó la Navidad. Como cuando Mafalda le dijo a Guille: "¡Llegó la primavera!" Y el otro le contestó: "¿Cómo, no había llegado el año pasado?" Pero la Navidad es una fiesta que puede llegar miles de veces, y siempre la celebraremos con el mismo gusto. Como quiera, el nacimiento del Hijo de Dios no es un misterio que pueda comprenderse en una sola noche. Esta noche el Evangelio nos presenta diferentes miradas para contemplar el misterio.   Está en primer lugar, la lejana y corta mirada de César Augusto y la gente del Imperio, que en los demás ven esclavos y servidumbre, gente que ve desde el poder y la dominación, que ve el movimiento en que pone al mundo entero. Pero la suya, por lo mismo, es una mirada incapaz de ver el corazón humano, lo profundo de cada persona, la vida que Dios pone en movimiento, el niño que crece en el vientre de María.   Está la mirada de los pastores, que reciben en despoblado el anuncio de los ángeles. Los p

El sueño de san José

Mateo 1,18-25   Pues sí. Parece que san José tenía las cosas claras. Tenía claro que era un honrado varón perteneciente a la familia más honorable de Israel, que es la familia del rey David, la familia depositaria de la bendición y las promesas de Dios. Conocía perfectamente la Ley del Señor, tal como la había enseñado Moisés y como años más tarde pretenderían interpretarla los fariseos; sabe que será un día patriarca de su familia. Tiene claro su matrimonio con María, y quizá su única expectativa frente al futuro está la de trabajar y tener hijos y, con suerte, que uno de ellos sea el mesías prometido a su casa y a su pueblo. Tenía las ideas claras. Todo iba bien, hasta el embarazo de María.   La idea de que María habla  con José y le expone la verdad de su embarazo es una idea romántica sin mayor sustento histórico y cultural. En aquella época y en aquella cultura, las mujeres no hablaban con sus desposados, era una deshonra. Es más fácil suponer que José sospeche a María cu

La boda de Coy

Mateo 11,2-11 Hace tres semanas fui a presidir la Eucaristía en la que el amigo Coy se casó con Claudia. Soy amigo del novio desde hace muchos años, y como nos conocimos en el proceso de formación para la vida josefina, nuestra amistad viene además marcada con el signo de la fe. Gocé su boda intensamente. Disfruté la Eucaristía, aplaudí la llegada de los novios a la fiesta, brindé jubiloso y esperanzado por su felicidad, y participé con mucha alegría del ritual de las cazuelas que son llevadas en el baile y luego estrelladas en el piso para desear abundancia a los novios, y hasta me metí a la carrera de la víbora de la mar fuertemente sujetado y brinqué cuanto obstáculo se puso en mi camino.   Yo hice el viaje a la boda en compañía del amigo Adrián; el camino de regreso, sabia y evangélicamente me dijo: "¡No cabe duda que Jesús sabía de lo que hablaba cuando de la alegría que sentían los amigos del novio! ¡Seguro que Jesús fue a muchas bodas de amigos suyos!" Y seguro

Profetas

Mateo 3,1-12; Romanos 15,1-9 "Siempre parece imposible, hasta que lo haces" Nelson Mandela  Curiosamente, estamos ante la primera escena del evangelio que sucede a los relatos de Mateo en torno al origen y los primeros años de Jesús. Sin embargo, es un texto que nos prepara para la celebración de la navidad. Y el sentido, me parece, es claro. No nos preparamos para recordar simplemente un nacimiento, sino para celebrar la venida del Imperio de Dios a nuestra historia en medio de su pueblo, en la persona de Jesús. Dios nos ha visitado en Jesús, y en Jesús nos ha mostrado su amor compasivo y misericordio, y nos ha enseñado a vivir como Él. Por eso la navidad se prepara con la lectura de estos textos, para que el adviento nos convierta el corazón y lo ensanche hasta dar la medida del Amor, de tal manera que el Amor pueda habitar en él y desde ahí desbordarse a lo largo y ancho de la sociedad.   La escena de Mateo está centrada en la figura de Juan el Bautista, figur

En vigilante espera

Mt 24,36-44 Primer Domingo de Adviento. El año litúrgico se rige por el recuerdo de la vida del Señor Jesús, por eso comienza haciendo memoria de su nacimiento, pero para celebrarlo hay un periodo previo de preparación, que es el adviento. Empero, el adviento no sólo nos prepara para celebrar el nacimiento de Jesús, también nos alista para la venida de Jesús al final de los tiempos, cuyo pronóstico se ha venido recorriendo paulatinamente, la última cita conocida con el fin del mundo fue el año pasado, y aquí seguimos. Con todo, desde los primeros tiempos de la Iglesia, se ha pensado en una venida más del Señor, no sólo la primera, cuando nació al tiempo y a la historia, ni la del fin del mundo, sino una tercera venida, una venida tan misteriosa como discreta. Una venida a la que pueden aplicarse las palabras del evangelio de Mateo: el Señor vendrá como el diluvio en tiempos de Noé, mientras la gente come, bebe y se casa y no sospechaban el chubasco que se les venía. Sería equivoc

Cristo Rey

Lucas 23,33-43 Este domingo la Iglesia celebra la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Para iluminar este fiesta, contamos este año con el evangelio de san Lucas. Se trata de una escena de la crucifixión, hasta el diálogo con el criminal conocido como "el buen ladrón". A mí en lo personal hay varias cosas de esta fiesta que no me acaban de cuadrar, porque Jesús nunca se llamó rey, y siempre dejó mal parados a los reyes de la tierra. Jesús tuvo una gran pasión en su vida, a la que se entregó con todo su corazón, con todas sus fuerzas, con toda su vida: la acción salvadora de Dios en la historia. A esta acción Jesús la llamó imperio o reinado de Dios . Y por las palabras y las acciones de Jesús a lo largo del evangelio queda claro que este reinado se traduce en vida y vida digna para todos, comenzando por los más necesitados de ella: los pobres, los marginados, los excluidos, los enfermos, los despreciados, los débiles, los pequeños. Del evangelio queda claro

El fin del mundo

Lucas 21,5-19 Estamos ante lo que se conoce como el "Discurso escatológico de Jesús", un largo discurso sobre las señales del fin del mundo, tema tan de moda en los últimos tiempos. Estamos hacia el final del Evangelio, Jesús está ya en Jerusalén y su conflicto con la élite del poder político romano y religioso judío es más que abierto. Tras este discurso, comenzará la secuencia narrativa de su pasión, muerte y resurrección. De esta manera, dentro del relato entero del evangelio, este discurso prepara al lector para comprender "el fin del mundo" y sus signos a la luz del misterio pascual. Por lo tanto, en realidad, los signos del fin del mundo no nos hablan simplemente de un final, sino del inicio de la plenitud del Reinado de Dios, alcanzada en la Resurrección de Jesús. Más aún, habrá que decir que en el Evangelio todo es buena noticia, y si Jesús nos alerta de un final del mundo no se trata de un anuncio de muerte y destrucción; Dios no quiere la muerte y la

Esperanza en la vida

Lucas 20,27-38 La escena tiene lugar en el Templo de Jerusalén, y narra el debate sostenido entre Jesús y los saduceos, de los cuales se nos aclara que no creían en la resurrección, y para defender su idea se apoyan en la Ley de Moisés; concretamente, en la ley del levirato, según la cual cuando un varón casado muere sin hijos, el hermano del difunto debe casarse con la viuda para tener hijos con ella, que legalmente serían hijos del difunto, de manera que no se pierda su descendencia.   Así, a Jesús le plantean el hipotético caso de una nujer a la cual se le muere el marido sin tener hijos, se casa con el segundo, y lo mismo, y luego con el tercero, y lo mismo; y así, hasta llegar al séptimo de siete hermanos, y con ninguno tuvo hijos, y la pregunta planteada a Jesús es de quién será esposa la mujer. Y uno no sabe a quién culpar de la mala suerte, si a la múltiple viuda, o a la familia de los siete difuntos hermanos sin hijos, condenada a morir para siempre, como la estirpe de

Zaqueo y la conversión de Jericó

Lucas 19,1-10 Pues así son las cosas. De repente parece que uno ya conoce los textos y sus mensajes, y leyendo a diferentes comentaristas, resulta que los textos clásicos nos siguen sorprendiendo. Zaqueo es uno de los personajes más famoso de los evangelios, y eso que sólo aparece en uno de ellos, en el de Lucas. Publicano (servidor público en el cobro de impuestos), es un hombre socialmente mal visto, traidor al pueblo, pero Jesús ha mostrado ya antes que no comparte como prejuicio el desprecio general hacia los publicanos, hace unas escenas puso a uno de ellos como modelo de humilde acogida a la misericordia de Dios. Pero Zaqueo, en cambio, no es un publicano cualquiera, es jefe de publicanos, así que además de traidor es considerablemente rico. Y en el evangelio de san Lucas a los ricos no les ha ido muy bien. Así que uno como lector del evangelio no sabe de entrada si a Zaqueo le irá bien o mal en el encuentro con Jesús.  A Zaqueo nos lo han puesto como ejemplo siempre. Que

El publicano y el fariseo

Lucas 18,9-14 Un día Mafalda recibió de su mamá un plato de sopa, y comenzó  a increparla diciendo que era una cosa nefasta, la cosa más inmunda que jamás había probado, y luego de ver con detenimiento su plato, volteó a la cocina y le preguntó a su mamá: "¿o te molesta la crítica constructiva?" Algo así se me figura que nos dice Jesús con esta parábola del publicano y el fariseo, que parece que nos invita a la oración humilde, para más bien es una linda crítica constructiva. Porque aunque la parábola siga a otras dos que hablan sobre la necesidad de la oración, y en esta tercera la situación de los personajes sea precisamente de oración, el narrador nos dice que Jesús contó la parábola por aquellos que se creían más que los demás. Y aquí es donde comienza la parte cruel, porque nosotros solemos sentir cierta antipatía por los fariseos, y mucha empatía con los pecadores perdonados por Jesús en el evangelio. Pero en la época en que se escribieron los evangelios había

Misiones Josefinas

En este Domingo Mundial de las Misiones, quiero compartir un poco sobre la vocación misionera de nuestra familia josefina. Desde la fundación de la Congragación en 1872, el P. Vilaseca soñó con enviar misioneros a los indios bárbaros, que no eran bárbaros por su ignorancia o su vida rústica, sino por estar en guerra con el Gobierno; en 1521 había sido conquistada la gran Tenochtitlán, pero la totalidad de los grupos indígenas estaba aún lejos de ser conquistada totalmente. Quizá la inquietud le nació cuando aún era vicentino, en 1859, viajó de México a  Monterrey, en carreta, y en el camino se comentaba el peligro que se corría por los asaltos y asesinatos de los indios bárbaros, pasó por los lugares de mayor peligro, y donde otros vieron ladrones y asesinos, él vio hijos de Dios carentes del amor de su Padre. Los primeros josefinos que fueron enviados a los indígenas estuvieron entre los lacandones, los yaquis, los huicholes y los tarahumaras. Yo recuerdo algunas de mis experienc

Fe o gratitud

Lucas 17,11-19 Una escena por demás interesante y llena de sentido, creo yo. Jesús, nos narra el evangelio, va de camino hacia Jerusalén, pasando por la frontera entre Samaria y Galilea. Samaria es zona extranjera, no pertenece al Pueblo de Dios, y Jerusalén es la capital de Judea, la sede del Templo, la ciudad de Dios. Para un buen judío de aquel tiempo, alejarse de Samaria para acercarse a Jerusalén es signo de que se va por buen camino. Y mientras va Jesús de camino, entrando en un pueblo, diez leprosos salen a su encuentro, pero se mantienen a cierta distancia de él, lo llaman Maestro y le piden que tenga piedad. Jesús los ve y, viéndolos, les pide presentarse ante los sacerdotes.  No es una petición extraña. De acuerdo con la Ley, sólo el sacerdote puede declarar a alguien leproso, pues la lepra es fuente de impureza; por lo tanto, al estar contaminado, un leproso debía salir de la comunidad y vivir en las orillas, sin contacto con nadie y, lo más terrible, totalmente aleja

Dios está con nosotros

Para compensar la ausencia de dos semanas, comparto la homilía que prediqué, como miembro del Centro de Estudios Josefinos de México, en la Catedral de Ciudad Guzmán, en la Eucaristía del segundo día de trabajos del XI Simposio Internacional sobre san José, el martes 1o de octubre. DIOS ESTÁ CON NOSOTROS Salmo 87(86) “Dios está con nosotros” es una fórmula que encontramos a lo largo de toda la Sagrada Escritura. Es el estribillo del salmo que hemos cantado esta tarde en la Eucaristía, en la que celebramos también la memoria de santa Teresita de Lisiex, Teresita del Niño Jesús. Santa Teresita tuvo la oportunidad de visitar la Casita de Loreto y, en su visita, se gozaba imaginando la vida de la Sagrada Familia dentro de aquellas paredes. Imaginar es un ejercicio que a mí me gusta mucho, porque imaginar es un acto más del corazón que de la mente. A mí, la memoria de santa Teresita en este segundo día del XI Simposio Internacional sobre san José, me invita imaginar la vida c

Dinero y misericordia

Lucas 16,1-13 Dice el Papa Francisco que el mensaje del Evangelio es un mensaje de salvación y, en consecuencia, el mensaje de la Iglesia también debe ser siempre un mensaje de salvación. El texto de san Lucas es a todas luces salvador. A primera vista parece un texto centrado sólo en el dinero, en la necesidad de que el dinero sea administrado siempre, fielmente, no sólo con honestidad, sino también con eficiencia, tal como se deduce de la habilidad del administrados o mayordomo de la parábola que nos cuenta Jesús. Pero si nos quedamos aquí, a lo mejor tenemos que darle la razón a Susanita. Viendo a dos niños que pedían limosna, Mafalda fue al botiquín de su casa, tomó un curita, y se preguntó: "Bueno, ¿y cómo hace uno para pegarse esto en el alma?". Más tarde se encontró con Susanita, y ésta le dijo: "A mí también me lastima ver gente pobre, ¡créeme! Por eso, cuando seamos señoras, nos asociaremos a una fundación de ayuda al desvalido, ¡y organizaremos banquetes en

María: Consuelo y Esperanza de Dios

Juan 19,25-27 La escena es apenas un momento de la larga secuencia de la pasión y muerte de Jesús en la cruz. El testimonio del Discípulo Amado nos presenta a María de Nazaret, con María de Cleofás, María Magdalena y el mismo Discípulo Amado contemplando al Hijo Crucificado. Serán testigos de su costado herido, de su corazón traspasado. La imagen del Santuario de nuestra Señora del Consuelo, en la Parroquia del Espíritu Santo, quiere retratar de cuerpo completo a María en estos momentos. Es una imagen que se contempla en silencio. Nosotros usamos la palabra "consuelo", para decir que queremos aliviar la pena o el dolor de alguien. Y no pocas veces la usamos casi como sinónimo de "resignación". Pero no me imagino al Discípulo Amado o a María Magdalena queriendo consolar a María; no me imagino qué palabras podrían haber utilizado. Ni siquiera me atrevo a imaginarlos rompiendo el silencio con que María contempla la escena, con su propio corazón también herido y