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Mostrando entradas de marzo, 2011

El cántaro de la samaritana

Juan 4,5-42 La historia de una mujer samaritana que carga con su cántaro, su vergüenza, y su frustración. Sale a medio día, con el sol en plenitud. Arrastra el peso del calor, no puede salir como las demás mujeres muy temprano porque todos la señalan; después de cinco maridos, vive con un sexto varón, así que para el pueblo es una prostituta cualquiera. Cansado del camino, en su viaje por Samaría, Jesús se sienta junto al pozo de Jacob. Sediento y sin cántaro, ve con alivio la llegada de una mujer que se acerca para sacar agua. "Dame de beber", le dijo. Y ella se sorprende. Los varones no hablan a las mujeres en público, mucho menos un judío a una mujer pagana. "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, ¡tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva!," le respondió Jesús, que ve con el corazón de Dios, y por eso siempre ve en todos a un hermano. "¿Eres más importante que nuestro padre Jacob?" Ella siguió el diálogo, y

Levantarse y no temer

Mateo 17,1-9 La escena es conocida como la Transfiguración del Señor. Una escena comprendida en el cuarto bloque narrativo del evangelio. En el primero se nos presentará a Jesús como el enviado autorizado por Dios para instaurar su reinado. En el segundo, se mostrará a Jesús desplegando esta misión por medio de obras y palabras. En el tercero, se mostrará la reacción de diferentes sectores de la sociedad ante la misión de Jesús: mientras algunos lo acogen, otros lo rechazan. En el cuarto, Jesús anticipa la manera en que será rechazado, la crucifixión, y también prepara a sus discípulos para vivir durante el tiempo de su ausencia, tras su muerte. En el quinto, contemplamos el conflicto de Jesús con la élite de Roma y Jerusalén, y cómo éste efectivamente lo crucifica. Finalmente, en el sexto bloque narrativo, un añadido al esquema clásico de las biografías antiguas, que comienzan con el nacimiento del protagonista, y concluyen con su muerte, contemplamos el despliegue salvífico y final d

San José

Mateo 1,18-25 Es 19 de marzo. Es la fiesta de san José. No es una figura suficientemente valorada en la Iglesia, oficialmente; y eso es parte de su encanto, porque la gente sencilla lo quiere y lo busca; quizá porque se identifican con él. Es un hombre sencillo que actúa con buen corazón, que en el silencio escucha la voz de Dios, que piensa en las personas antes que en cualquier otra cosa. La Escritura lo llama justo y eso significa simplemente que es un hombre bueno. Como hombre del pueblo, tuvo sus sobresaltos, tuvo sus decisiones equivocadas, pero tuvo también la humildad de rectificar. Por ello es un hombre recto. El evangelio lo muestra equivocándose al decidir repudiar a María, su esposa, por estar embarazada y no de él. Pero la rectificación que hace al recibirla en su casa, nos da ejemplo de apertura a lo nuevo, a la acción creadora del Espíritu Santo en el seno de una mujer, en medio de una sociedad machista y patriarcal. En otras palabras, la Escritura lo muestra como testig

Tentaciones en el desierto

Mateo 4,1-11 Se trata del relato de las tentaciones de Jesús. La lectura de los relatos evangélicos en función de los tiempos litúrgicos, en vez de una lectura continua de todo el evangelio de principio a fin, puede ocultar varios detalles importantes para la adecuada comprensión de los mismos. Para este relato de las tentaciones, no se puede perder de vista que en la escena anterior Jesús ha sido bautizado por Juan, que Dios lo ha reconocido como si Hijo amado, en quien se complace, y que es el Espíritu de Dios, que ha descendido sobre él, quien lo conduce al desierto para ser tentado. Si Jesús es el Emmanuel, Dios con nosotros, según vimos en la escena del anuncio del ángel a José; si Dios ha intervenido para que José no abandonara a María, y posteriormente para librar al niño de la muerte ordenada por Herodes, vasallo del imperio romano, es porque Dios tiene el control de historia, cabe entonces esperar un triunfo de Jesús sobre el Tentador. Lo que mantiene la expectativa despierta

La casa sobre roca

Mateo 7,21-27 El asunto es que no es poco lo que nos jugamos con Jesús. Estamos en la conclusión del Sermón de la Montaña, y las últimas palabras del Maestro recapitulan con una parábola que viene a advertirnos. Primero, que no todo el diga “Señor, Señor” entrará con Él en el reino de los cielos. Y es que la confesión de la fe con la sola lengua, paradójicamente, no dice mucho, quizá nada. Porque la fe no es una doctrina, la fe es vida: es seguimiento a Jesús, confianza en él, apertura al amor de Dios, generosidad en el amor al prójimo. No es ni siquiera una vacía repetición de las palabras de Jesús. Por ello la pertinencia de concluir este sermón con una parábola elocuente: la casa construida sobre roca o sobre arena. Escuchar las palabras de Jesús y ponerlas en práctica es construir la casa sobre roca, que es lo único que la mantiene firme ante todo tipo de embates. Por el contrario, escuchar a Jesús y no vivir sus palabras es construir sobre arena: todo se derrumba a la menor s