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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Ricos y Lázaros

Lucas 16,9-31 La escena de la comida de Jesús en casa de un fariseo importante, a la que también acudieron otros fariseos, y las largas enseñanzas suyas en torno al dinero y su oposición con Dios, concluye con esta historia que cuenta Jesús. El Maestro es un excelente narrador de historias, y construye ésta comenzando por la caracterización de sus dos protagonistas. Jesús los pone situación diametralmente opuesta. De uno se dice que es rico, del otro, que es pobre; de uno se dice que viste de lino y púrpura, la tela más fina de entonces, del otro, que está cubierto de llagas, lo cubren heridas y dolor; de uno, que diariamente celebra espléndidos banquetes, del otro, que espera comer de lo que caía de la mesa del rico; de uno, si organiza fiestas, suponemos que vive en una casa rica, quizá como la del fariseo en donde Jesús está contando su historia; del otro, sabemos que está echado junto al portal del rico; del rico no sabemos su nombre, y por tanto su nombre puede ser cualquiera; en

El "mal administrador" de Dios

Lucas 16,1-13 ¿Por qué cuenta Jesús una parábola tan extraña como ésta? ¿Qué tiene de parecido con el reino de Dios un administrador acusado ante su amo por no cumplir adecuadamente con su misión? Pareciera no tener lógica; el amo está a punto de liquidar al administrador, y éste, pensando en ganarse el favor de la gente para cuando caiga en desgracia, es al final de cuentas mantenido en su cargo. Es importante recuperar las escenas anteriores en el evangelio; es importante recordar que Jesús ha sido invitado a comer en casa de un fariseo connotado, y que ahí Jesús criticó a los que buscaban los primeros lugares, comprendiendo que el comportamiento de cada uno de los invitados era el reflejo de sus propias vidas. Jesús exhortó a más bien invitar a los pobres y a los enfermos, a los que no pueden corresponder a la comida con otra; de esa manera, dice Jesús, habremos ganado un tesoro en el cielo. Después Jesús aceptó junto a sí a publicanos y pecadores, a traidores a la propia patria, y

El Dios de lo perdido

Lucas 15 Todos la conocen, en todos lados vive; tiene distintos rostros, distintas edades, y muchas largas y oscuras historias que confluyen en el mismo sobrenombre que oculta los muchos nombres de sus muchas vidas. La llamamos 'la perdida', y a veces es la mujer que se dedica a la prostitución, y a veces la muchacha que salió embarazada y para sus papás, de sujeto de amor, se ha convertido en objeto de vergüenza. En cada familia, en cada comunidad, siempre hay una 'perdida'. También los hay varones; los 'perdidos' en toda clase de vicios y adicciones. Hay 'perdidos' que se pierden, los que conscientemente equivocan el rumbo y ponen como nort e en el mapa de sus vidas el dinero o el placer, y trazan como camino para llegar a ellos el delito y la violencia. Son como el hijo que decide "llevarse lo suyo" y salen de la vida de familia y de comunidad, y se van lejos, lejos; tan lejos, que se deshumanizan y terminan vacíos de humanidad y d

Las buenas intenciones

Lc 14,25-33 Texto interesante, y creo que todo el evangelio lo es. Pero ante esta escena del evangelio, se me vienen a la mente muchas imágenes de gente bien intencionada, tan bien intencionada que no tiene más que sus buenas intenciones. Hay personas que vienen a confesar con dolor y frustración que no son capaces de realizar todo el bien que desean; y también hay mucha gente que, sin confesarse, aquieta su conciencia diciendo a todos los demás que lo importante es la intención, lo demás es lo de menos. Ser seguidor de Jesús es tan radical, que no hay lugar para la ambigüedad. Si uno decide optar por Jesús y por el Evangelio, uno debe poner la totalidad de su confianza y de su fuerza en Jesús y el Evangelio. El verdadero cristiano no pacta ni se vende, y eso a veces implica ser objeto de burla y aun de desprecio. Ése y no otro, creo, es el sentido de tomar la cruz, aquí no tiene que ver con el buscar sufrimientos, aguantar maridos mujeriegos, borrachos y golpeadores, ni tantas "l