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Mostrando entradas de mayo, 2014

Espíritu de Fuerza y Esperanza

1 Pedro 3,15-18; Juan 14,15-21   A todos nos espantan las amenazas y todos hemos sentido miedo. Las amenazas siempre lo generan. La naturaleza muchas veces nos causa miedo. Yo esta noche dormí con miedo; miedo de que durante la noche la lluvia nuevamente volviera a correr por las paredes y los pisos del templo; otros, que han padecido verdaderos desastres, seguro que no han podido dormir a causa del miedo. A veces lo que nos atemoriza es el ambiente social en que vivimos. Cuando me asaltaron y subieron a un carro hace varios años, el miedo me hizo evitar la calle del “levantón” durante un año, un año exacto. Otras veces somos nosotros mismos los que nos damos miedo, el más cercano de la familia, cuando sus reacciones son injustificablemente desmedidas; y quizá el peor de los miedos sea a uno mismo, cuando, por usar las palabras de san Pablo, hacemos el mal que no queremos y no hacemos el bien que sí queremos.   Sea lo que sea lo que nos amenace, venga nuestro miedo d

Camino, verdad y vida

Juan 14,1-12 "Me he dado cuenta", le dijo un día Susanita a Mafalda, "que soy fina, agradable y simpática. Y no lo digo por falsa modestia, no. Fue gracias a mi humilde honestidad que llegué a descubrir cómo soy realmente". Mafalda la vio irse, y dijo a un pajarito que fue testigo de la escena: "Nadie es buen Sherlock Holmes de sí mismo." Excepto Jesús.   Jesús pudo decir de sí mismo hacia el final de su vida, en la noche de la Última Cena, cuando la traición ya había sido fraguada y la negación estaba por venir: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". La Palabra del Señor reitera lo que hay en mi corazón de creyente y seguidor de Jesús: que para conocer a Dios, para llegar a Dios, para estar en Dios, hay que creer en Jesús. Jesús, dicen algunos, no necesita que le rueguen, necesita que le crean.   A lo largo de la historia, hay quienes creen que es la ciencia lo que verdaderamente nos salva. Que es la ciencia y no Dios la que nos hac

Pastor y Puerta: Vida y Libertad

Salmo 23; Juan 10,1-10 Un día, dentro de un cuarto con la ventana cerrada, Mafalda y Susanita veían cómo una mosca rebotaba en el cristal: "¿Ves a este pobre bicho tratando de salir y ser libre y no puede? Así somos los humanos, Susanita", dijo Mafalda. Susanita vio a la mosca en sus afanes, y muy como si nada dijo: "¿Y si la matamos?" Mafalda la vio llenade indignado coraje, y Susanita se defendió: "¡Así somos los humanos!"   Las palabras de Jesús no son un discurso romántico; son un airado reclamo a los fariseos de Jerusalén, que lo acosaban a él y al ciego de nacimiento por su curación. Preferían verlo ciego, postrado y marginado, limosnero a la orilla del camino, viviendo de la lástima; y no de pie, con la frente en alto, libre, dando dignidad a su vida. En la Escritura, la vista es un signo de libertad, y es la libertad lo que nos iguala con Dios, lo que nos hace su imagen y semejanza.   Hace unas semanas se estrenó en cartelera una películ