Lucas 2,41-52 Mi ejemplar me estaba esperando en la mesa de novedades de Gandhi Madero. Había ido a comprar un libro para regalar a Kisko en su cumpleaños. Pero sólo estar frente a él, su título provocó que en mi mente y en mi corazón un estallido de luces de colores como de fuegos artificiales, El infinito en un junco . La invención de los libros en el mundo antiguo. Lo tomé, y ya no pude resistir la seducción. La versión electrónica estaba mucho más accesible a mi bolsillo de refugiado; pero me pareció de muy mal gusto, casi una traición, leer un libro sobre el libro antiguo en algo que no fuera un libro impreso. Con la experiencia del amor providente de Dios en mi vida, y tan convencido de que me estaba llevando una joya, avisé a una de las trabajadoras que estaba llevando el único ejemplar en exhibición, me apenaba que alguien se privara de conocerlo por un descuido. Me respondió que no había ningún problema y me dio las gracias. Cuando estaba ya formado para pagar mi libro