Ir al contenido principal

La Sagrada Familia y Mr Gwyn

Lucas 2,41-52

Esta navidad me regalé la lectura del nuevo libro de uno de los escritores que ocupa un sitio de honor en mi gusto literario: Alessandro Baricco. El libro se llama Mr Gwyn, y es la historia de un escritor que de repente siente perdidos el gozo y el sentido de escribir, y anuncia que dejará la escritura. El descanso viene, pero tras él llega la inevitable pregunta: Y ahora, ¿qué? No puede volver a la literatura, porque ha dado su palabra de no hacerlo, pero tampoco sabe qué otra cosa podría hacer. Así es como comienza la búsqueda de una actividad a la cual dedicarse, que es al mismo tiempo la búsqueda de su propia identidad. Así es como llega a la convicción de hacerse retratista, pero puesto que no sabe pintar, piensa que lo suyo no es pintar retratos, sino escribirlos. 

Y en efecto, echa andar el proyecto, instala y acondiciona un estudio, y consigue quien pose desnudo ante él alrededor de treinta días. Pero la gente no posa sentada o acostada. La gente tiene la instrucción de ser ella misma y sólo dejarse observar. Y sus retratos tampoco son descripciones del cuerpo observado, porque la desnudez aquí no es pornografía, sino la honesta transparencia del propio ser. Ésta es la astucia de la novela. Los retratos son breves narraciones, escenas intermedias de una historia más grande, sin inicio ni final; pero son narraciones en las que el modelo retratado se reconoce y sabe que todo en el relato, los personajes, los escenarios, los tiempos, todo, todo es él mismo o ella misma. Quisiera contar más de Mr Gwyn, pero es mejor leerlo directamente, en la poética y musical prosa de Baricco, a quien Dios dé el cielo por sus bellos libros.

Cuento esto porque ahora no hallo otra manera de explicar el sentido y la fuerza del texto de Lucas en esta fiesta de la Sagrada Familia. En efecto, cada uno de uno nosotros, como en la novela de Baricco, podemos decir quiénes somos contando breves escenas, vividas o soñadas, pero en todo caso escenas que nos retratan de cuerpo entero. Yo pienso que la escena de Jesús en el Templo de Jerusalén a los 12 años es un retrato narrativo de Jesús, como los que hace Mr Gwyn. Sin duda que Jesús guardaría muchos recuerdos, hondos, dulces y amargos, de su vida en familia, con José y María en primer lugar, pero no sólo con ellos, pues la familia en aquellos tiempos no era la familia nuclear de mamá, papá e hijos, como ahora, sino el amplio grupo del clan o tribu, con tíos, primos, abuelos, hermanos y esclavos, bajo la tutela del patriarca, el varón mayor de la familia. 

Así que imaginarnos a José junto a una mesa de carpintería tallando la madera (que además era muy escasa), con su lápiz en la oreja cantando "Amorcito corazón", a María chiflando la misma melodía con su bolsa del mercado, y a Jesús barriendo las virutas como si fuera Chachita no tiene ningún sentido, porque la vivienda era más bien una vecindad, los hombres tenían su zona de trabajo y las mujeres el suyo, y no podían mezclarse, ni los maridos platicaban con sus esposas a menos que estuvieran a solas, los niños jugaban en el patio, y si eran varones hasta cierta edad los cuidaba la mamá y luego aprendían el oficio con el papá. Y cuando el papá moría, la mamá pasaba a ser propiedad de su hijo mayor, y si no tenía hijos varones, pues entonces de su yerno, como quizá fue el caso de la suegra de Pedro. 

Sólo sobre este trasfondo puede entenderse el retrato de Jesús en el relato de Lucas. En efecto, es el retrato de un joven que asume su propia libertad como respuesta a la voluntad de Dios, que nos quiere adultos y responsables, no eternos niños. Porque, como dice Xabier Pikaza, Jesús no se perdió, abandonó a sus padres, José y María. Jesús es libertad. Y aprendió a ser libre en lo que tan tiernamente y erróneamente llamamos la casita de Nazaret, y que más bien habría que llamar la vecindad nazaretana. Porque Jesús fue educado para la libertad, se le enseñó a ser responsable. Sólo así se entiende la respuesta de Jesús a la pregunta de María: "¿por qué me buscaban?", no es reproche, es respuesta sincera, como si les dijera: "¿por qué les sorprende que haya tomado esta decisión, si ustedes me enseñaron a ser responsable?" Por eso, aunque el texto dice que Jesús vivió sumiso u obediente a sus padres, también dice que iba creciendo en estatura y gracia; de tal manera que conforme Jesús iba creciendo, es decir, madurando, cada vez tenía un mayor margen de libertad, hasta el punto de asumir plenamente su autonomía,y no sólo dejar su familia, sino  romper con el esquema patriarcal de la familia de su tiempo. Así que un día Jesús dejó la casa, la familia tribu, incluida María, su madre viuda; de lo contrario, obedeciendo a la costumbre, habría desobedecido a Dios y no nos habría anunciado ni traído su Reinado. Jesús es por eso, el escándalo de la libertad reivindicada.

Jesús es el templo de Jerusalén, y es también su centro, paradójicamente, porque en el corazón del Padre el centro lo ocupan los pequeños y los marginados, pues Jesús ni ha alcanzado aún la mayoría de edad, que se cumplía a los trece años, ni es vecino de Jerusalén, sino de la fronteriza Galilea. Jesús es también el dolor de su ausencia, ausencia de tres días, los tres días del sepulcro, los días del dolor, de la injusticia y de la muerte. Jesús es el gozo de la resurrección, del reencuentro con las víctimas recuperadas, con el hijo ausente. Jesús es también la búsqueda de José y de María, la búsqueda por el hijo que ya no está, la solicitud del buen pastor por la oveja perdida, el afán de la mujer que barre para hallar su moneda perdida. Y es el júbilo del hallazgo. Jesús es una página del evangelio; y es uno de muchos hermanos. Porque a final de cuentas, la familia de Jesús, la Sagrada Familia, somos todos y cada uno de los hijos de Dios. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Bartimeo

Mc 10 46-52 Esta secuencia narrativa muestra la curación de Bartimeo, un limosnero ciego de Jericó; vive de la compasión que despierta entre la gente. Jesús ha entrado en Jericó, no se dice cuáles son acciones ahí, suponemos que las mismas que le hemos visto a lo largo de todo el evangelio: curar, perdonar, incluir, compartir, enseñar. Es lógico que su fama se extienda, y que llegue hasta Bartimeo. Él es el protagonista de esta secuencia, nos importa su caracterización. Por eso es importante su nombre, tan importante que el evangelista debe traducirlo a su público. Bartimeo es un nombre arameo, que traducido al griego, lengua en que se escribió el evangelio, significa hijo de Timeo. Pero como Timeo es un nombre griego, Marcos no tiene necesidad de traducirlo; Timeo significa: Honorable, Digno. Bartimeo es el "Hijo del Honorable". En su nombre está la burla de su condición: siendo Hijo del Honorable, vive marginado (a la orilla del camino), postrado (sentado),

El cántaro de la samaritana

Juan 4,5-42 La historia de una mujer samaritana que carga con su cántaro, su vergüenza, y su frustración. Sale a medio día, con el sol en plenitud. Arrastra el peso del calor, no puede salir como las demás mujeres muy temprano porque todos la señalan; después de cinco maridos, vive con un sexto varón, así que para el pueblo es una prostituta cualquiera. Cansado del camino, en su viaje por Samaría, Jesús se sienta junto al pozo de Jacob. Sediento y sin cántaro, ve con alivio la llegada de una mujer que se acerca para sacar agua. "Dame de beber", le dijo. Y ella se sorprende. Los varones no hablan a las mujeres en público, mucho menos un judío a una mujer pagana. "Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, ¡tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva!," le respondió Jesús, que ve con el corazón de Dios, y por eso siempre ve en todos a un hermano. "¿Eres más importante que nuestro padre Jacob?" Ella siguió el diálogo, y

San Jorge Bendito

Mateo 28,16-20 Un día se puso Guille enfrente de Mafalda cubierto todo por una sábana: "¡Buuuuhhhh...! ¡El fantazmaaaaaaa!" Y en un instante fugaz sólo se vio la mano de su mamá y una voz tronante: "¡Péeeeero la sábana limpia, caramba! ¡Trae para acá!" Y luego de un segundo en el que tratan de asimilar el susto, Mafalda acaricia la cabeza de Guille diciéndole: "Los fantasmas no se sabe, pero que las mamás existen, ¡existen, Guille, existen!" Dios existe. Dicen que san Jorge bendito no. Con la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, salieron del santoral y, por lo tanto, del calendario litúrgico, varios santos cuya existencia era más bien legendaria. Entre ellos estaba san Jorge bendito, el matadragones, patrono de Inglaterra. San Jorge fue un mártir cristiano del siglo IV; soldado romano hijo de madre cristiana quien, tras la muerte de su esposo, educó a su hijo en la fe, el cual habría muerto decapitado el 23 de abril del año 303 tras el decret