Bartimeo

Mc 10 46-52

Esta secuencia narrativa muestra la curación de Bartimeo, un limosnero ciego de Jericó; vive de la compasión que despierta entre la gente. Jesús ha entrado en Jericó, no se dice cuáles son acciones ahí, suponemos que las mismas que le hemos visto a lo largo de todo el evangelio: curar, perdonar, incluir, compartir, enseñar. Es lógico que su fama se extienda, y que llegue hasta Bartimeo. Él es el protagonista de esta secuencia, nos importa su caracterización. Por eso es importante su nombre, tan importante que el evangelista debe traducirlo a su público. Bartimeo es un nombre arameo, que traducido al griego, lengua en que se escribió el evangelio, significa hijo de Timeo. Pero como Timeo es un nombre griego, Marcos no tiene necesidad de traducirlo; Timeo significa: Honorable, Digno. Bartimeo es el "Hijo del Honorable". En su nombre está la burla de su condición: siendo Hijo del Honorable, vive marginado (a la orilla del camino), postrado (sentado), no puede decidir por sí mismo (en la mentalidad judía, la vista está conectada con la inteligencia y con los sentimientos). ¿Qué dignidad puede tener alguien como él? Por eso, cuando ha escuchado hablar de Jesús, todo mundo siente tener el derecho de callarlo.

Que Bartimeo siente en sí la falta de su dignidad, la ironía de su nombre, lo pone de relieve el título que él da a Jesús al invocarlo: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí! Es como si dijera: Tú que tienes la dignidad de la sangre real de Israel, ¡haz algo por mí, marginado y humillado! Lo callan. Bartimeo sabe que es ahora o nunca. Se ha atrevido a hablar, ¿por qué habría de callarse? Ahora grita más fuerte al Hijo de David, que lo escucha y lo llama para que se acerque. Podría ir a buscarlo, pero pide que Bartimeo se acerque, y éste, arrojando su manto, es decir, su miedo, su vergüenza, su necesidad de compasión, se levanta inmediatamente y se presenta ante aquel que enseña la manera de vivir y ganar vida. "¿Qué quieres que haga por ti? La pregunta parece de más. Pero Bartimeo no vacila: "Maestro, que recupere la vista." ¡Y todo lo que ella le implica: dignidad, libertad, capacidad de ser y valerse por sí mismo! "Vete, tu fe te ha salvado". Jesús no lo tocó, ni se lo llevó aparte, la curación se llevó a cabo delante de toda la gente que va siguiendo a Jesús, para que todos vean cómo se integra a un marginado. "Vete", le dijo. Pero no se fue. Lo siguió por el camino. ¿Adónde ir, si en Jesús y por Jesús su nombre ha dejado de ser ironía para cobrar su auténtico sentido? ¡Él como Jesús es Hijo del Honorable! ¿Quién más honorable que el Padre de Jesús, que nos ha reconocido hijos suyos el día de nuestro bautismo?

Nuestro pueblo es Bartimeo, somos hijos del Honorable. Vergonzoso que haya hijos de Dios marginados y desvalidos a la orilla de nuestra historia; empobrecidos y humillados; dependientes de la limosna que no de la solidaridad; vergonzo que en el último año por la crisis económica ¡90 millones de personas hayan pasado en el mundo de la pobreza a la pobreza extrema (a vivir con menos de 20 pesos al día, según los indicadores internacionales); vergonzoso que de esos 90 millones, 6 vivan en México y sumen ya 20 millones de mexicanos en miseria (lo dijo el Presidente hace unas semanas, por eso hay que aumentar los impuestos, pobrecitos, tienen el manto vacío); vergonzosa la marginación y humillación de tantos seres humanos, ¡sólo por ser mujeres!; vergonzo que queramos callarlos cuando imploran el auxilio de Aquél a quien su Padre envió para darles la vida en plenitud. Grita, Bartimeo, arroja tu miedo y tu vergüenza. Ten fe y recupera tu libertad, tu honor, vuelve al camino y sigue al Maestro, hasta la cruz de la que lo bajará el Padre y lo abrazará con Vida Nueva.

Un abrazo solidario,

Miguel Angel, mj