Mt 5,1-12 Este domingo es la solemnidad de todos los santos. El lunes es día de los fieles difuntos. Para este domingo, la liturgia propone el texto de las bienaventuranzas, en la versión del evangelista Mateo. Leídas a la luz de esta solemnidad, las bienaventuranzas no son una invitación a la pasividad cristiana: a no renegar de la pobreza, de la humillación, de la persecución, de la tristeza; mucho menos son una invitació a la aceptación del sufrimiento. Este texto más bien es la declatoria de santidad para quienes viven estas situaciones. Sólo Dios es santo, y donde Él está, ahí está la santidad. Y por el evangelio sabemos que Él está preferentemente con quienes viven estas situaciones de carencia, de dolor, de humillación, de sufrimiento, de abandono, de desesperanza. Porque Él está con ellos, en la medida en que ellos se abren a la fe, a la esperanza, ellos viven la santidad. Son nuestros santos. Los hombres y las mujeres que día a día siguen poniéndose de pie para con