¿No es éste el hijo de José? Es pregunta con la que se quiere denigrar a Jesús, en el evangelio de este domingo. Continuamos la lectura del capítulo 6 de san Juan. Recordemos: la multiplicación de los panes, la gente busca a Jesús, y él los confronta: no lo buscan por él, sino por que comieron hasta saciarse, no interpretaron bien el signo. La gente reprocha a Jesús y le pide signos, él se presenta como pan de vida bajado del cielo. Pero la gente no le creo. Si es el hijo de José, ¿cómo dice que ha bajado del cielo? Jesús insiste: soy el pan de vida, bajado del cielo para cumplir la voluntad de quien lo envió, el Padre, y su voluntad es que ninguno se pierda. En el evangelio, la confrontación de Jesús se da con los judíos, dato importante.
La pregunta es retórica y la respuesta es sí. Es hijo de José, el carpintero de Nazaret. Pero es un sí que reviste diferentes connotaciones. Sí, es humano; entonces, ¿no ha bajado del cielo? El problema aquí es que no creemos que Dios sea parte de nuestra vida, de nuestra historia y de nuestra humanidad. Hemos opuesto humano y divino, finito e infinito, y ahí está la trampa. El mismo evangelista dice que "la Palabra se hizo carne", pero los suyos no lo recibieron, no creyeron en él. Dios se hizo hombre para mostrar al hombre que el camino a Dios es el camino de la humanidad hacia su plenitud. Entre más humanos, más realizados, más plenos... más cerca de Dios, del proyecto de Dios de vida y vida en abundancia para cada uno de nosotros. Es la voluntad de Dios, y para que se cumpla oramos: ¡venga tu reino! Jesús vivió su humanidad de tal manera que un teólogo brasileño afirma: Humano tan humano, sólo Dios.
Hay otra manera de entender este sí. Considerando que es a los judíos a quien se dirige esta respuesta. Para ellos, el nombre de José no es insignificante. Recuerda la historia de uno de los doce hijos de Jacob (Israel), vendido como esclavo a los egipcios por sus hermanos. Pero en Egipto JOsé se volvió importante, al grado de ocupar el segundo cargo en el gobierno, después del faraón. Cuando sobrevino hambruna en Palestina, los hijos de Jacob fueron a Egipto, el único lugar donde había pan, conservado por el acertado gobierno de José. Los hijos de Jacob, los patriarcas del pueblo de Dios, comieron del pan ofrecido por José.
En este contexto de los discursos de Jesús sobre el Pan de vida, la mención de José es fuertemente significativa. El sí de la pregunta adquiere relevancia: Sï, este Jesús es el hijo de JOsé, es el pan madurado y conservado bajo el cuidado y la mirada de otro José, pero es también el pan que el Pueblo necesita para alimentarse. Jesús es el pan que alimenta con la vida de Dios, el alimento que comunica vida y vida en plenitud. Por eso, el trigo que creció en Nazaret, se hizo pan y se nos comparte.
¿Cómo alimenta este Pan? ¿Cómo da vida? ¿Cómo se hace parte de nuestra vida? Sigan leyendo el capítulo 6 de Juan. Esto no ha acabado. Por ahora, esta semana, bueno será acordarnos del buen José de Nazaret, y pedirle que nunca falte en nuestra vida el pan que por él ha dado y seguirá dando vida al mundo.
Un abrazo, y feliz semana,
Miguel Ange, mj
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