Mateo 18,21-35 “Mas de una vez —dijo Mafalda a Susanita, sentadas juntas, viendo al horizonte— me he preguntado cómo siendo tan distintas podemos ser amigas.” Respondió Susanita: “Bueno, hay que reconocer que a veces la pasamos bien, será por eso que somos amigas.” Pero hay que reconocer que también hay ocasiones en las que no la pasamos tan bien, porque nos lastimamos, nos ofendimos, a veces sin querer, de manera imprudencial; y otras con toda intención; y, sin embargo, seguimos siendo amigos. Esto es posible gracias a la fuerza del amor que nos une y nos reconcilia. Las palabras de Jesús están en el contexto del discurso eclesial, en el contexto de todo aquello que se requiere para edificar lo comunidad de fe, y mantener unido lo ya edificado. Por eso la necesidad de la corrección y del perdón. La amistad supone perdón. Lo mismo vale para nuestra relación con Dios, que es de amistad porque Jesús nos ha llamado amigos. Perdonar no es fácil, pero es necesario. Tampoco es a