Mateo 13,44-52 Sonó sincero y espontáneo. Y quizá lo fuera. Lo cierto es que de unos días para acá, las líneas aéreas han ampliado los tiempos de sus itinerarios sin previo aviso. Y así, un viaje a Guadalajara, que antes se anunciaba en una hora, ahora se anuncia en una hora y cuarto o una hora y veinte. En realidad, el vuelo dura los mismos cuarenta y cinco minutos, sólo que el avión deja el hangar a la hora anunciada, para ir a formarse en la pista quince o veinte minutos antes de despegar, aunque en teoría, salió puntualmente. Y en uno de mis lunes de descanso en los que tengo que estar en el aeropuerto a las cinco de la mañana, me hizo el día que el piloto anunciara: "Señores pasajeros, estaremos veinte minutos aguardando la indicación de despegue; los invitamos a leer mientras nuestra revista, o por lo menos a platicar con el pasajero de al lado, ¡uno nunca sabe dónde encontrará al amor de su vida!" A veces andamos así por la vida, corriendo, estresados, metidos