Mateo 16,21-27 Esta semana una buena amiga y una gran docente me compartía lo siguiente: "Hace tiempo fui retenida por manifestarme en contra del gobierno, pasé casi un año presentando cartas de antecedentes no penales para seguir trabajando... presenté una denuncia a la CNDH y hoy el resolutivo fue sólo una recomendación. He llorado de impotencia todo el día, y siento que no existe justicia. Sé que Dios nunca me abandonó, sé que estoy viva gracias a él, pero no me está siendo suficiente, pasé miedo y dolor, y no quería venganza, yo quería justicia y sé. que no existe, no puedo con eso, me derroto." He pensado en ella, en lo que vive, en su historia. Y pensando en ella, vienen a mi corazón las palabras del Señor Jesús: "El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y que me siga." El camino del evangelio es un camino difícil, nunca se nos prometió que sería fácil, mucho menos que sería un suave camino de inmunidad. El compromiso por