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Mostrando entradas de mayo, 2011

Espíritu de Amor y de Verdad

Juan 14,15-21 Palabras fuertes y tiernas las que el evangelio de Juan pone en boca de Jesús. Palabras que adquieren fuerza y sentido en la voz del Maestro. Su deseo y al mismo tiempo su invitación a verlo vivo y resucitado, aunque el mundo no lo vea. Su deseo y al mismo tiempo su invitación a obedecer sólo y siempre los mandatos del amor; la certeza de que nos quiere y no nos deja solos, que nos envía su Espíritu, que es Espíritu de la Verdad. Y en Dios no hay más verdad que el amor. Lo vemos y lo vivimos todos los días. Un mundo de violencia y muerte, un mundo de pobreza e injusticia, un mundo de mentira, de vida falsa construida sobre los frágiles cimientos del dinero, el poder y la fama. Un mundo que parece desmentir que Dios exista. La terrible sensación de estar viviendo un horror que todo lo oscurece y lo envenena, porque los muertos nos desbordan, y nos confrontan con la fragilidad de nuestra vida, tan amenazada que huye al refugio en que se ha convertido la casa que algún día f

Camino, verdad y vida

Juan 14,1-12 Las palabras de Jesús están situadas en el contexto de la Última Cena. La Cena ya se ha celebrado, Jesús ya lavó los pies de sus amigos, Judas fraguó ya la traición a su Maestro, y las negaciones de Pedro han sido anunciadas. La muerte de Jesús es inminente. Imposible sentirse tranquilo en estas condiciones. Las palabras de Jesús quieren transmitirnos paz, invitan a la confianza. Jesús habla primero del lugar adonde va. Después habla de venir para llevar consigo a los suyos. Y les dice que ellos ya conocen el camino. Felipe quiere saber adónde va para poder conocer el camino. Jesús le responde con mucha claridad: "¡Yo soy el camino, la verdad y la vida! Nadie va al Padre si no es por mí." Jesús se irá, pero volverá para llevarse a los suyos, adonde Él está, que es el lugar de donde Él salió y es también la meta última de toda vida: el corazón del Padre. Esto es lo que hay que creer o, mejor dicho, en lo que hay que confiar. Lo que en la escena aparece como una pr

Pastor y Puerta

Juan 10,1-10 Se trata de la sección del Buen Pastor, y la pensamos como una unidad narrativa independiente, pero la verdad es que se trata del desenlace de la secuencia narrativa del ciego de nacimiento, y habría que leer hasta el versículo 21. Los fariseos que están en controversia con Jesús por haber curado en sábado al ciego de nacimiento, le preguntan si acaso es que ellos están ciegos; Jesús les responde que si estuvieran ciegos no tendrían pecado, pero como dicen que ven, su pecado permanece. Esto es lo que da pie para el largo discurso de Jesús. Se presenta a sí mismo como el Pastor por excelencia, el que conoce a cada una de sus ovejas, al que éstas conocen y siguen, el que da la vida por ellas; el que es la puerta del redil, porque no es ladrón ni bandido, porque no mata ni destruye. A diferencia de los fariseos, bajo cuyo liderazgo el pueblo se mantenía en la ceguera esperando la muerte, Jesús vino a dar vida y vida plena, vida verdadera. Las imágenes que usa Jesús en este di

El camino de Emaús

Lucas 24,13-35 Eran discípulos de Jesús. Abandonan Jerusalén y al resto de los discípulos para ir al lugar donde se hospedaban, el pueblo se llamaba Emaús. Los discípulos se ponen en camino a comentar lo que han vivido en Jerusalén en las últimas horas: la muerte del Maestro. Mientras narran su historia, sin que sepan de quién se trata, Jesús se pone con ellos en camino. Les explica las Escrituras y a ellos les arde el corazón; hace ademán de seguir de frente, cuando llega la noche, pero los discípulos le piden que se quede con ellos. Se ponen a la mesa; siendo como es el invitado y no el anfitrión, de todos modos el forastero la preside. Toma el pan, lo parte y lo reparte, y en este gesto todo queda claro: ¡es Él, está vivo! Y reconociéndolo, dejan de verlo. Este fin de semana, como aquellos discípulos de Emaús, México camina. Camina de Cuernavaca a la capital del País; camina en realidad de todos los rincones hacia el corazón de la Patria, que es el corazón de su gente. Porque no son