Jn 13,1-15 Desde siempre la hemos llamado "la última cena"; pero casi desde siempre la hemos considerado "la única cena", aquella cena o banquete en que Jesús instituyó la Eucaristía, su presencia real en el pan y en el vino. Lo cierto es que estrictamente hablando ni fue la última ni mucho menos la única. Tampoco hubo una institución formal. Lo que hubo fue una cena de despedida. Muchas veces comió Jesús con sus amigos; muchas veces y de muy especial manera, tan especial, que Jesús era conocido por sus comidas, por su manera de comer, por sentarse siempre a una mesa vestida con manteles de fiesta; por su mesa siempre con un lugar puesto para quien había sido rechazado de otra conmida; por sus manos de trabajador que se llevaban sin vergüenza el pan a la boca ganado con el sudor; por partir su pan y compartirlo con los suyos; por su vino, que siempre hizo de cada comida una fiesta llena de vida y de alegría; por su comida siempre acompañada de historias bellas que h