Este domingo la Iglesia celebró a nuestro Dios Uno y Trino. Tener a un Dios que no es individuo aislado sino comunidad es inmesamente gratificante y desafiante. Vivimos rodeados y desbordados por la presencia de Dios que provoca encuentros. Él mismo es un continuo encuentro entre el Padre y el Hijo, encuentro que es el Espíritu Santo. Él mismo como Dios sale a nuestro encuentro en la historia a través los hermanos, especialmente en la persona de Jesús. En él siempre econtramos a Dios.
Yo esta semana tuve muchos encuentros. Encuentros con mi historia, con mi vocación, con la gente que quiero y que me quiere, con personas con las que hacía muchos años que no cruzaba palabra. Vivir es un encuentro. Un encuentro lleno de abrazos dentro del único gran Abrazo que es Dios mismo. Porque esto es así, tenemos el reto de abrirnos constantemente a nuevos encuentros, a ver el futuro con el gozo y la esperanza de que cada encuentro nuevo es así mismo una nueva experiencia de Dios.
Les mando un abrazo trinitario, y les comparto esta presentación que he recibido hace unos minutos, son recaditos de este Dios, "en quien vivimos, nos movemos y existimos." Feliz semana,
Miguel Angel, mj
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