Marcos 13,24-32 —Eres un pesimista— dijo el Acuchillador al Chalequero— y los pesimistas viven más de lo que quisieran. Es su condena. Los dos criminales compartían celda en la cárcel de Belén en enero de 1909, acusados ambos de homicidio. Todo en el mundo de la novela Carne de ataúd , de Bernardo Esquinca, en la tercera entrega de la saga Casasola. El Chalequero, ya mayor, y quien por indulto de Porfirio Díaz había librado ya una condena a muerte, esperaba recibirla por segunda vez, echado en posición fetal sobre una cobija apestosa. El Acuchillador lo despertó. —¿No quieres una jarra de vino?— El Acuchillador se pasó una mano por los labios resecos— Muero de sed… —Aquí no hay vino —dijo el Chalequero, sin moverse—. Aquí sólo hay muerte. El Acuchillador se sentó en el catre y se inclinó sobre su amigo. —Te equivocas. Este es el Conejo Blanco, taberna de ladrones y asesinos. Aquí todos somos sobrevivientes. Hemos escapado a la puñalada trapera, a los duelos, al e