Mateo 16,13-20 Si no me traiciona la memoria, fue en junio del año 2006, cuando el grupo de estudiantes de teología, pasamos unos días de descanso en Morelos. Uno de esos días subimos al Tepozteco. La subida es un tanto pesada, y hacia el final, tras una curva, se encuentra la escalera de metal para ingresar a la zona arqueológica. Al regreso, venía yo con el P. Javier. Caminando esa curva, vimos a un grupo de señoras fatigadas por la subida; una de ellas aseguraba que ya no podía seguir; sus amigas la exhortaban a seguir, le decían que ya casi llegaban. En ese momento, el P. Javier se detuvo en seco, y dirigiéndose a mí, pero con la suficiente carga de voz para hacerse oír de las mujeres, exclamó: "¡Justo aquí es la mitad!” Nosotros seguimos caminando con toda naturalidad, mientras la mujer que estaba por desfallecer dijo: “¿oyeron?, ¡apenas es la mitad!” Pues bien, de esta escena del evangelio cabe decir: “¡justo aquí es la mitad!” Después de un tiempo de ministerio, de