Marcos 1,12-15 Un día, volviendo de la escuela, Miguelito dijo a Mafalda: "Estoy empezando a sospechar que cuando la maestra pregunta algo no es porque ella no lo sepa." Le contestó Mafalda: "Decime, papafrita, ¿recién te das cuenta de eso, o me estás tomando el pelo?" "Te estoy tomando el pelo", respondió Miguelito fingiendo inocencia, "andate al cuerno, entonces," reviró Mafalda, y siguieron caminando. Pero luego Miguelito se frenó y gritó: "¡Y YO CONTESTÁNDOLE TODO A ESA SIMULADORA CON MI ESTÚPIDO TONITO PATERNAL!" Leyendo la escena en el conjunto del evangelio, empiezo a sospechar que lo más importante de las acciones no está en el tentador, sino en el Espíritu, que es quien empuja a Jesús al desierto. Es claro a estas alturas que el Padre no mandó a Jesús al desierto confiando en que no fuera tentado y a ver si podía vencer las tentaciones. Se trata del Espíritu que descendió sobre Jesús en su bautismo, tras lo cual el Padr