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Mostrando entradas de febrero, 2015

Impulsado por el Espíritu

Marcos 1,12-15 Un día, volviendo de la escuela, Miguelito dijo a Mafalda: "Estoy empezando a sospechar que cuando la maestra pregunta algo no es porque ella no lo sepa." Le contestó Mafalda: "Decime, papafrita, ¿recién te das cuenta de eso, o me estás tomando el pelo?" "Te estoy tomando el pelo", respondió Miguelito fingiendo inocencia, "andate al cuerno, entonces," reviró Mafalda, y siguieron caminando. Pero luego Miguelito se frenó y gritó: "¡Y YO CONTESTÁNDOLE TODO A ESA SIMULADORA CON MI ESTÚPIDO TONITO PATERNAL!"  Leyendo la escena en el conjunto del evangelio, empiezo a sospechar que lo más importante de las acciones no está en el tentador, sino en el Espíritu, que es quien empuja a Jesús al desierto. Es claro a estas alturas que el Padre no mandó a Jesús al desierto confiando en que no fuera tentado y a ver si podía vencer las tentaciones. Se trata del Espíritu que descendió sobre Jesús en su bautismo, tras lo cual el Padr

Cuaresma: Camino de misericordia

Si a mí me fuera dado elegir las lecturas para celebrar la Eucaristía en este inicio de Cuarema en Miércoles de Ceniza, habría elegido los textos que el Papa Francisco ha puesto a consideración de toda la Iglesia para este tiempo de Cuaresma. El primero de ellos, la pregunta de Dios a Caín: "¿Dónde está tu hermano?" La pregunta de Dios a Caín marca, creo yo, el verdadero sentido de la cuaresma. No es un tiempo de ascesis personal, donde justificamos los ayunos como un medio de purificación corporal que reflejan la purificación espiritual. No es un tiempo de oración más intensa, donde oración más intensa es más tiempo de rezos, tibios y apresurados. No es un tiempo tampoco para meter la mano en el bolsillo y repartir monedas a los indigentes, si así es como entendemos la limosna. La cuaresma es un tiempo de misericordia. Es un camino de misericordia, que arranca con el signo de la ceniza para recordarnos que un gesto de amor, de lo que era polvo, Dios hizo hijos suyos ins

El gozo del leproso, el corazón de Jesús

Marcos 1,40-45 En Vaticano 2035, novela futurista en la que Benedicto XVI renuncia al Pontificado y publicada varios años antes del histórico acontecimiento, el Papa Tomás decide nombrar a tres cardenalas de la Iglesia. Una de ellas, Jean Marie, una teóloga laica, nombrada primero Teóloga de la Casa Pontificia y más tarde Prefecta de la Doctrina de la Fe, signo de que la inteligencia de la fe no es patrimonio exclusivo de los varones; la segunda, Nana Leah, negociadora de la Paz en Tierra Santa, junto con Giusseppe Lombardi, nombre de pila del Papa Tomás; y la tercera, Kate Finley, religiosa de las Hermanas de la Caridad fundadas por la Madre Teresa de Calcuta, a quien Lombardi conoció durante su estancia en la Nunciatura de la India. Kate venía de Irlanda, llegó a Calcuta para luchar contra el hambre y la pobreza, pero la tarea era enorme; cuando comprendió que no estaba a su alcance solucionarla, decidió seguir para ayudar a los pobres al menos a morir dignamente;  sólo consiguió

La suegra de Simón

Marcos 1,29-39 Una bella y elocuente secuencia narrativa la que cuenta san Marcos. Después de exorcizar a un hombre un sábado en la sinagoga, enseñando que la voluntad de Dios es que sus hijos tengamos vida, Jesús entra en la casa de Simón, al que invitó a dejar sus redes y seguirlo. En casa le presentan a la suegra de éste; si vive con su yerno, significa que ya no hay ningún otro varón que tuviera derecho sobre ella: ni padre, ni marido, ni hijos. Quizá su enfermedad es el dolor de saber que está sola, al amparo de un hombre que no es de su casa de ni su familia. Alguno dirá que flaco favor le hizo Jesús curándola para que se pusiera a servirlos. Pero Jesús no habilitó a una sirvienta; dignificó y puso de pie, a una mujer; y a quien sólo tenía como horizonte la muerte, le abrió la perspectiva de un nuevo sentido de la vida, sentido que se descubre cuando experimentamos la cercanía de Dios, que nos amó primero, que nos ve con compasión y nos trata con misericordia. Después nos d

Exorcismo o enseñanza

Marcos 1,21-28 Una escena ambigua y peculiar la que relata el evangelista Marcos, cuyo centro es un acto de exorcismo llevado a cabo por Jesús un sábado en la sinagoga a un hombre poseído por un espíritu impuro. Pero la ocasión de la escena y el final de la misma están claramente señaladas: La enseñanza de Jesús. Un día Susanita estaba comiendo helado delante de Miguelito, al que se le hacía agua la boca, y le dice Susanita: "¿Convidarte? ¡NO!" "Está bien", responde Miguelito muy indignado y señalando el helado con su índice derecho, "¡igual yo esa porquería no la probaría jamás! ¿Me oís? ¡JAMÁS!" Susanita aprovecha la ocasión para ponerle helado en el dedo, Miguelito se voltea y sorbe ruidosamente el helado, después se vuelve nuevamente hacia Susanita y, viendo su dedo limpio, le dice: "Un día este dedo va a darme un disgusto con su falta de carácter." A diferencia del dedo de Miguelito, la gente de Cafarnaúm está gratamente sorprendida p