Marcos 13,33-37 Como un hombre que se ausenta. Así habla Jesús, ¿de sí mismo, de su Padre Dios, de ambos? Con esta fuerte imagen iniciamos el adviento, un tiempo que tiene una doble dimensión. La primera, recordarnos con gozo y gratitud que, con la Encarnación de Jesús, Dios mismo se hizo uno de nosotros para caminar con nosotros, a lo largo del tiempo, por el camino de la historia, solidario de los últimos; de los que hoy llamamos desparecidos, por ejemplo. La segunda dimensión del adviento es recordar que Jesús crucificado y resucitado, rey del universo y Señor de la historia, volverá como juez al final de los tiempos. El adviento comienza con esta segunda dimensión, no con el recuerdo del nacimiento de Jesús, sino con el recuerdo de que volverá. Por eso la fuerte llamada de Jesús a vigilar y estar atentos, porque no sabemos cuándo será el momento, ese momento, del que nadie sabe nada, ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre. La imagen que usa Jesús para hablar de este tiemp