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Mostrando entradas de noviembre, 2014

Como un hombre que se ausenta

Marcos 13,33-37 Como un hombre que se ausenta. Así habla Jesús, ¿de sí mismo, de su Padre Dios, de ambos? Con esta fuerte imagen iniciamos el adviento, un tiempo que tiene una doble dimensión. La primera, recordarnos con gozo y gratitud que, con la Encarnación de Jesús, Dios mismo se hizo uno de nosotros para caminar con nosotros, a lo largo del tiempo, por el camino de la historia, solidario de los últimos; de los que hoy llamamos desparecidos, por ejemplo. La segunda dimensión del adviento es recordar que Jesús crucificado y resucitado, rey del universo y Señor de la historia, volverá como juez al final de los tiempos. El adviento comienza con esta segunda dimensión, no con el recuerdo del nacimiento de Jesús, sino con el recuerdo de que volverá. Por eso la fuerte llamada de Jesús a vigilar y estar atentos, porque no sabemos cuándo será el momento, ese momento, del que nadie sabe nada, ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre. La imagen que usa Jesús para hablar de este tiemp

El juicio de Cristo Rey

Mateo 25, 31-46 Con el capítulo 25 de san Mateo concluyen los relatos del ministerio público de Jesús, y en el 26 comienzan los relatos de su pasión, muerte y resurrección. El capítulo 25 está formado por tres parábolas que contó Jesús como final de un largo discurso sobre el final de la historia o, quizá sería mejor decirlo así, sobre el sentido último de la historia. Las contó Jesús el día que salió por última vez del Templo de Jerusalén y profetizó que de él un día no quedaría piedra sobre piedra. Ya en el Monte de los Olivos, donde Jesús pasó las noches de la última semana de su vida terrena, los discípulos le preguntaron cuándo sucedería eso, y ésa fue la ocasión del discurso de Jesús culminado con tres impresionantes parábolas: la de las jóvenes prudentes y las jóvenes necias, que esperaban la llegada del novio afuera de su casa, pero se quedan dormidas, y cuando el novio ya viene, no tienen aceite suficiente, y mientras van a conseguir más, llega el novio y se quedan fuera,

Miedos y confianza

Mateo 25,14-30 Uno pudiera pensar en principio que se trata de una parábola de superación personal, pero es mucho más lo que está de por medio. La parábola cuenta la historia de un hombre que, yéndose a un largo viaje, reparte su dinero entre tres servidores suyos de toda su confianza. Cada uno recibe diferentes cantidades del patrimonio de su señor. No se dice por qué el señor se va, ni por qué reparte el dinero entre sus servidores y no lo deposita directamente él en el banco. Lo que sabemos, y es lo primero que importa, que se trata de servidores suyos de toda su confianza. El señor no les dice lo que deben hacer, que sean de su confianza significa que lo conocen, y saben lo que él espera de ellos. Así que dos de ellos se ponen a trabajar, para hacer crecer lo que se les ha confiado; el tercero, en cambio, ha tenido miedo, ha enterrado el dinero, y ha devuelto tal cual lo que se le confió. Las parábolas que cuenta Jesús hablan siempre de nuestra vida. Nuestra vida así es. Ca

La Basílica de Letrán

Juan 2, 13-22; Gn 28,10-22 Uno pudiera decir, si pensáramos como Mafalda,  que qué cuernos nos importa a nosotros que hoy se celebre la dedicación de una antigua basílica romana: la Basílica de san Juan de Letrán. Pero la Basílica de san Juan de Letrán es la más antigua de las Iglesias cristianas de Occidente: Cabeza y Madre de las Iglesias, como también se le conoce. En realidad, poco se sabe, la Basílica de san Juan de Letrán es la Catedral de Roma y, por lo tanto, es la sede de su Obispo, el Papa. El antiguo palacio de Letrán era propiedad de una familia noble, caída en desgracia durante el Imperio de Nerón, desde entonces pasó a ser propiedad del emperador. El 28 de octubre del año 312, mucho tiempo antes de que se celebrara en ese día la memoria de san Judas Tadeo, patrón de las causas difíciles y desesperadas, el emperador Constantino derrotó a Majencio, en la batalla del Puente Milvio, conviertiéndose en la máxima autoridad del Imperio Romano de Occidente. Se dice que una noc

Beber el vino nuevo

Marcos 14, 22-27 En estos días, no podía ser en otros, recibí en mi celular un bellísimo video en caricatura; se llama Día de los muertos . Un día de muertos, mientras en el pueblo la gente hace fiesta, una pequeña va al panteón a colocar una ofrenda en una tumba. A ambos lados de una foto al centro, culmina con una vela y una calaverita de azúcar. En la foto aparece la pequeña con su madre. La niña se abraza a la tumba, y la tristeza y la nostalgia se adueñan de su espíritu que llora una lágrima sobre la tierra, y de ella brota una flor azul. Cuando la niña quiere arrancarla, la flor se le enreda en el brazo y la jala hacia el interior de la tumba. La pequeña cae entonces profundamente. Se levanta y tras de ella se aparecen unas calaveras, que al momento se revisten de mariachi y comienzan a tocar. Entonces se hace la luz y con la luz los colores. Una hermosa catrina toma a la niña de la mano, acaricia su rostro, le quita la flor y  se la pone coquetamente sobre el cráneo, donde al