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Mostrando entradas de febrero, 2011

Buscar el Reinado de Dios y su justicia

Mateo 6,24-34 Continuamos con una de las secciones intermedias de ester primer gran discurso de Jesús en el evangelio de Mateo, el famoso Sermón de la Montaña. No podemos perder de vista el inicio del sermón, hay que tener en cuenta que Jesús toma la palabra como Maestro tras contemplar los rostros de la humanidad doliente, la que espera comida, alivio y justicia, a la que ha llamado bienaventurada. Desde ella es que ha querido enseñar a sus discípulos un nuevo estilo de vida, que nace de la profunda experiencia de Dios como Padre, de su misericordia y su compasión. La sección de este domingo es de una sencillez tal, que uno se estremece y hasta le dan ganas de llorar, más aún si uno se acerca a estas páginas con el corazón apachurrado, con la mirada baja, y con el futuro incierto y oscuro. No es poco lo que Jesús pide: ¡No preocuparse por qué vamos a comer o beber, o con qué vamos a vestirnos, cuando éstas son preocupaciones de un día sí y del otro también! Es verdad que hay gente que

La otra mejilla

Mato 5,38-48 La frase es muy conocida. Poner la otra mejilla. Forma parte del primer gran discurso de Jesús en el evangelio de san Mateo. La hemos escuchado muchas veces, y parece provenir de las más tempranas enseñanzas de Jesús. Pero en el evangelio de san Juan encontramos a Jesús siendo abofeteado por un guardia del sumo sacerdote la noche de su detención, y a modo de respuesta, Jesús no le ofreció la otra mejilla, sino le lanzó una pregunta que habla de su valentía y dignidad: "Si se hablado mal, dime en qué; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?" (Juan 18,21-22). Queda claro, pues, que no es la dejadez la actitud cristiana que da consistencia a "la otra mejilla". ¿Qué significa, entonces? Poner la otra mejilla es la primera de cuatro enseñanzas de Jesús en torno a la violencia y la venganza. Y más que un freno a la venganza, se trata de un conjunto de actitudes para resistir activamente pero sin violencia al mal. La primera es la superación de la Ley del

La cristiana observancia de la Ley

Mt 5,17-37 Estamos ante una larga sección del famoso Sermón de la Montaña, iniciado con las bienaventuranzas, e inmediatamente después de las parábolas de la sal y la luz. Ahora el evangelista, teniendo en mente el origen judío de la mayor parte de los miembros de su comunidad, y el conflicto que viven con el judaísmo fariseo, que se basa en la observancia escrupulosa de los dictados de la Ley, presenta en boca de Jesús la postura cristiana ante lo que dice tal Ley. Para tener una mejor idea de lo que se está disputando, no podemos perder de vista la postura que el Apóstol Pablo enseña por su cuenta. Evidentemente, lo primero que tenemos que recordar es que, antes de su conversión, Pablo era un judío fariseo, fanático y perseguidor de la Iglesia. Luego de su conversión, sostendrá apasionadamente que no es la Ley, sino la fe en Cristo Jesús la que nos salva; y que quien sigue bajo la esclavitud de la Ley hace inútil la muerte y resurrección del Señor. Por su parte, en el evangelio de sa

Sal de la tierra, luz del mundo

Mateo 5,13-16 Se la trata de la inmediata continuación del Sermón del Monte, iniciado con las bienaventuranzas. En esta ocasión, las palabras de Jesús emplean dos imágenes claras y sencillas por sí mismas: la sal y la luz. Lo interesante es la ocasión y los destinatarios de las mismas. No se puede perder de vista que Jesús ha hablado después de fijar su mirada en la humanidad doliente, que lo ha buscado para encontrar alivio a su pobreza y a sus heridas. Y que ha hablado para dar una enseñanza a sus discípulos, misma que ha comenzado con las bienaventuranzas. Continuando con ella, Jesús pide a sus discípulos ser sal de la tierra. Y aquí la tierra, entonces, es el escenario donde diariamente se juegan la vida todos aquellos a quienes Jesús ha llamado bienaventurados: los pobres y los que se solidarizan con ellos. Para el público judío de Mateo, la imagen de la sal no viene asociada sólo a la función clásica de dar sabor a los alimentos; está también la de evitar su corrupción, la carne