Mateo 6,24-34 Continuamos con una de las secciones intermedias de ester primer gran discurso de Jesús en el evangelio de Mateo, el famoso Sermón de la Montaña. No podemos perder de vista el inicio del sermón, hay que tener en cuenta que Jesús toma la palabra como Maestro tras contemplar los rostros de la humanidad doliente, la que espera comida, alivio y justicia, a la que ha llamado bienaventurada. Desde ella es que ha querido enseñar a sus discípulos un nuevo estilo de vida, que nace de la profunda experiencia de Dios como Padre, de su misericordia y su compasión. La sección de este domingo es de una sencillez tal, que uno se estremece y hasta le dan ganas de llorar, más aún si uno se acerca a estas páginas con el corazón apachurrado, con la mirada baja, y con el futuro incierto y oscuro. No es poco lo que Jesús pide: ¡No preocuparse por qué vamos a comer o beber, o con qué vamos a vestirnos, cuando éstas son preocupaciones de un día sí y del otro también! Es verdad que hay gente que