Juan 15,8 “A veces se me antoja una ensalada de frutas, principalmente de uvas; bueno, de puras uvas, uvas fermentadas. Ok, un vinito.” Es un hermoso mensaje que corre por las redes sociales. No se puede pensar en uvas sin pensar en vino; al menos no en el evangelio. Jostein Gaarder, el autor de El mundo de Sofía, tiene varias novelas maravillosas, dos de ellas son muy conmovedoras: La joven de las naranjas, y Simplemente perfecto. En cierto sentido son novelas que se parecen: nos encontramos al inicio con personajes que frente al umbral de la muerte, y de la muerte relativamente temprana, recuperan sus vidas; se las cuentan por escrito a sí mismos en forma de cartas para su familia, para entenderse; pero al leerlas nosotros, nos llevan a hacernos las mismas preguntas que ellos se hacen: Nacimos sin quererlo y moriremos también sin quererlo; aún así, ¿vale la pena vivir? ¿Qué somos realmente? Se pregunta Albert, el protagonista de Simplemente perfecto: No podemos descartar por comp