Lucas 18,9-14 Sucedió en Buenos Aires, Argentina. Leí la noticia la semana pasada, y casi se me desencajó mi sonriente quijada, como el policía aduanal de Coco , la película; se me subieron los colores al rostro y vinieron a mi corazón varias preguntas. Una pareja gay adoptó a una niña de pocos meses de nacida. Es una historia común, en México y en Argentina, y creo que en casi todo el mundo donde hay libertad de expresión, que grupos que defienden ciertos valores se manifiesten en contra de que las legislaciones estatales aprueben la posibilidad de que las parejas del mismo género adopten niños, por las más diversas razones: por el equilibro psicológico, por la necesidad de que los menores cuenten con figuras de referencia tanto masculina como femenina y, en el plano religioso, porque es el plan de Dios y la pareja hombre-mujer la única querida por el Creador para la comunicación de la vida. Hubo previamente —y sigue habiendo— debates, marchas y protestas para que a estas pareja