En alta estima tenían los primeros cristianos a san Juan, el Bautista, del cual guardaron memoria para celebrar tanto su nacimiento como su muerte por decapitación en la cárcel de Herodes. En algún momento de la vida de la Iglesia, en ciertos afanes de jerarquizarlo todo, se habló de él como del santo más importante sólo después de la Madre del Señor, pues Jesús mismo dijo que Juan era el más grande entre los nacidos de mujer, en un contexto en que quería defender al Bautista, no jerarquizar santos; simplemente acallar las murmuraciones contra alguien a quien el Señor tenía en mucho Como consecuencia de todo esto, ahora tenemos unas letanías de los santos en los que Juan el Bautista se ha interpuesto entre la Virgen y san José, separando lo que Dios había unido. En fin, que además yo tengo clara conciencia de ser seguidor de Jesús, el Señor; no del Bautista. Un día Mafalda cuestionó a su papá: “Pero por qué, papá, ¿por qué no me lo explicas?” “¡Porque no!”, afirmó tajante el papá.