Juan 6,55.60-71 Un día caminaba Mafalda por la calle y pasó junto a una cerrajería. Entró y saludó al cerrajero. "Buen día, señor", lo saludó; "vengo a que me haga la llave de la felicidad". Extendiéndole la mano, el cerrajero le contestó: "Con mucho gusto, nenita. ¿A ver el modelo?" Ya para sí, en la calle, Mafalda dijo: "¡Astuto viejito!" Revisando las claves con las que el Discípulo Amado ha construido su evangelio, uno no puede menos que decir: ¡Astuto el narrador! El capítulo seis es maravilloso. Primero Jesús realiza el signo de los panes, pero la gente no lo entiende y busca a Jesús para coronarlo rey. En la siguiente escena, muy elocuente, los discípulos cruzan el lago en una barca, pero sobreviene una tempestad en medio de la noche; Jesús se acerca a ellos, pero ellos no lo ven bien, no lo comprenden y tienen miedo. Sienten miedo ante la visión de Jesús, no ante la tormenta. Jesús se revela a sí mismo con el sagrado nombre de Dios