Lucas 12,13-21 La escena comienza cuando un hombre pide a Jesús que sea mediador entre él y su hermano para repartir una herencia. Jesús rechaza ser árbitro. La escena tiene lugar en medio de largos discursos de Jesús en el que reiteradamente invita a la confianza en Dios. Este diálogo, pues, entre Jesús y el hombre es padagógico para nosotros, lectores del evangelio y discípulos del Señor Jesús: ¡vivimos por Dios, no por el dinero! ¡Dios nos ha hecho familia, y el dinero ha dividido a los hermanos! Creo que todos conocemos al menos un caso en el que el dinero o la propiedad de bienes muebles e inmuebles vienen a romper con la armonía y la unidad de la familia; esto sucede cuando nuestra visión es corta, y nos quedamos con el dinero como el gran fin de nuestra vida, y el medio único y universal para adquirir la felicidad. No por nada en la Escritura el dinero es un ídolo, un dios falso que seduce y al que entregamos nuestra vida; y cuando así lo hacemos, simplemente ya no estamos con