Domingo de Ramos Marcos 11,1-10 Su pueblo lo llamó “Africanus”, el africano; y sin él Roma no habría llegado a ser el imperio que fue. Publio Cornelio Escipión. Fue iniciado en la guerra por su padre, y entrenado militarmente por su tío, de quien aprendió a hacer un giro con la espada muy propio de su familia para entrar en combate a muerte. Conocedor de la derrota y el exilio, a Escipión el Africano, el Senado de Roma se negó reiteradamente a concederle el llamado “triunfo”, la entrada festiva en la ciudad reservada sólo para los cónsules que hubiesen conseguido una gran victoria militar. Al Africano se le concedió finalmente sólo después de derrotar a Aníbal Barca, de Cartago, en su propia tierra al norte de África, la mayor amenaza de Roma hasta entonces, dos siglos antes de Cristo. “¡ Imperator, imperator, imperator !” lo aclamaban los militares de las llamadas “legiones malditas”, las que conocieron con él la derrota y el exilio, las que regresaron de su maldición para arr