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Mostrando entradas de marzo, 2021

El "triunfo" de Jesús

Domingo de Ramos Marcos 11,1-10     Su pueblo lo llamó “Africanus”, el africano; y sin él Roma no habría llegado a ser el imperio que fue. Publio Cornelio Escipión. Fue iniciado en la guerra por su padre, y entrenado militarmente por su tío, de quien aprendió a hacer un giro con la espada muy propio de su familia para entrar en combate a muerte.  Conocedor de la derrota y el exilio, a Escipión el Africano, el Senado de Roma se negó reiteradamente a concederle el llamado “triunfo”, la entrada festiva en la ciudad reservada sólo para los cónsules que hubiesen conseguido una gran victoria militar. Al Africano se le concedió finalmente sólo después de derrotar a Aníbal Barca, de Cartago, en su propia tierra al norte de África, la mayor amenaza de Roma hasta entonces, dos siglos antes de Cristo.    “¡ Imperator, imperator, imperator !” lo aclamaban los militares de las llamadas “legiones malditas”, las que conocieron con él la derrota y el exilio, las que regresaron de su maldición para arr

Amor y salvación: regalos, no mercancías

Juan   2,13-25   Todos tenemos derecho a enojarnos con los libros, con las personas, con nosotros mismos, que somos personas y en más de un sentido también somos libros; e incluso con Dios. En consecuencia, todos tenemos la maravillosa oportunidad de reconciliarnos con los libros, con las personas, con nosotros mismos y, por supuesto, con nuestro Padre. Si no la hubiera comprado en versión electrónica, habría aventado  La Biblia de barro , de Julia Navarro al bote de la basura, porque en el mundo de su novela, una arqueóloga, Clara Tannenberg, nieta de un criminal nazi protegido por Sadam Hussein, descubre en Ur de los Caldeos, en Irak, un par de tablillas de barro con el texto del Génesis tal como lo tenemos en nuestras Biblias, cuyo texto habría sido dictado por Abram a un escriba.    Como entonces, hace unos ocho años, daba clases de Biblia, me pareció aberrante que la autora no se hubiera puesto al día en cuanto a la investigación sobre la autoría y composición de los textos del Gé

Testigos de la Transfiguración

Marcos 9,2-10   “Sólo los ángeles pueden permitirse el lujo de ser espectadores”, eso dijo Gris Marsala, la monja que también hacía labores de albañilería en la Parroquia de nuestra Señora de las Lágrimas, en Sevilla, al P. Lorenzo Quart, el sacerdote que más bien parecía un agente tipo James Bond, o ejecutivo de empresa, al que la Santa Sede envió a Sevilla para investigar las muertes ocurridas en esa vieja parroquia que se resistía a ser derrumbada, “una iglesia que mata”, según decía el mensaje que un hácker logró introducir en la computadora personal del mismísimo Santo Padre.    Esta novela,  La piel del tambor , de Arturo Pérez Reverte, también está en el top 10 de las que recuerdo con emoción. A primera vista sus personajes podrían parecer irreales, pero lejos de ser ángeles, son profundamente humanos. El P. Quart, es en sacerdote que en la novela apenas celebrará misa una sola vez y no sin resistencias; una vieja aristócrata que prefiere una coca fría a un café caliente; su hij