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Mostrando entradas de agosto, 2012

Palabras de vida

Juan 6,60-71 Asistimos a la conclusión de esta secuencia narrativa del Pan de Vida, que encontramos en el capítulo 6 del evangelio de Juan. Desde el inicio de esta sección hasta este punto, Jesús ha dejado claro: 1.     que él es el verdadero Pan vivo bajado del cielo. 2.     que es Pan que es él mismo y que da para la vida del mundo es su propia carne; 3.     que de verdad su carne es comida; y de verdad su sangre es bebida; 4.     que quien no come su carne y no bebe su sangre no tiene vida; 5.     que comer su carne y beber su sangre es compartir su vida y su destino; 6.     que compartir la vida y el destino de Jesús es darse y compartirse a los demás, como pan para el necesitado y agua para el sediento. 7.     que podemos no entenderlo, como quien no pudo subirlo a la barca, pero él grita que no tengamos miedo. Las palabras de Jesús fueron duras para sus oyentes, para los judíos que lo buscaban, por interés o curiosidad sincera, e incluso para sus propios

Comer la Carne del Hijo del Hombre

Juan 6,51-59 Nos encontramos en la última parte del debate tenido por Jesús con los judíos en la sinagoga de Cafarnaúm, puesto que ahora nos enteramos que eran judíos y que el diálogo tuvo lugar en la sinagoga, luego de que éstos lo buscaron al día siguiente del signo de los panes y los peces multiplicados (no me olvido de los peces). Hemos visto que el debate comenzó cuando Jesús les echó en cara que no habían comprendido el signo y sólo lo buscaban para saciar su hambre, no porque buscaran el alimento que no perece. De ahí que la gente le pidiera un signo (¡otro!) para creer en él, así como sus antepasados habían comido en el desierto el pan que Dios les había dado del cielo, el maná. Jesús expresó entonces que él era el verdadero pan del cielo, y que él mismo lo daba para la vida del mundo. La discusión siguió y Jesús dio un paso más, el de la nota más polémica en esta discusión. Afirmó ante los judíos y también ante sus discípulos, que se encontraban presentes, que el pan

Pan del cielo, el hijo de José

Juan 6,36-51 Asistimos a la discusión entre Jesús y la gente que lo busca porque ha comido pan y peces en abundancia. Necesito recoger antes que nada algunos de los datos que ya traemos como lectores de esta narración desde su inicio. Primero, que desde siempre existía la Palabra de Dios, y era Dios mismo. Que esta Palabra da vida y todo fue hecho por ella. Que esta Palabra vino a los suyos, pero los suyos no la recibieron. Que se hizo carne, es decir, humanidad tocada por la muerte. Que habitó entre los suyos como uno más, en camino por la historia. Y que en la humanidad de esta Palabra hemos contemplado la gloria de Dios. Reconocemos esta Palabra, esta solidaridad encarnada venida de Dios para dar vida, en la humanidad de Jesús. En Juan no hay relato de navidad, posadas, pastores, ángeles ni magos de oriente. Hay la confesión de que Jesús es Dios y viene de Dios. Si sólo tuviéramos la narración de Juan, y no conociéramos los otros evangelios, no sabríamos el nombre de M

Pan de vida, ¿y los peces?

Juan 6,24-35 Un primer fragmento de dos grandes discursos con que Jesús desvela el sentido del signo de la multiplicación de los panes, que también fue de peces, no lo olvidemos. Tras la multiplicación, Jesús huyó del lugar porque la gente quería proclamarlo rey. La narración del evangelio sigue y nos dice que los discípulos se embarcaron y se alejaron, y que durante la noche se desató un fuerte viento, y que Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. Y que ellos sintieron miedo. El texto está escrito de tal manera que parece que el miedo de los discípulos es por Jesús, al que confundieron con un fantasma, y no tanto por el viento desatado. ¿Será posible que la presencia de Jesús nos atemorice? Cuesta creerlo, y puede que también nos suceda a nosotros. Esta escena entre la multiplicación y los discursos de Jesús sobre el pan de vida sin duda alguna tiene que ver con el signo. A nosotros también nos desconcierta la presencia real de Jesús en los pobres y en los necesitad