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Mostrando entradas de abril, 2014

Tomas, el Gemelo; Juan XXIII y la luna

Juan 20, 19-31 Cantaba Pedro Infante que de las lunas, la de octubre es más hermosa. Y en efecto, la luna de octubre, la del jueves 11 de octubre de 1962 fue una luna excepcionalmente hermosa, hermosa por su luz, hermosa por su paz, hermosa por la esperanzada noche de la que fue testigo. Ese día el Papa Juan XXIII había inaugurado en la Basílica de san Pedro el Concilio Vaticano II. Un Concilio es la reunión de todos los obispos de la Iglesia, que tiene la finalidad de tratar y definir asuntos relativos a la fe, a la moral y a la disciplina en la Iglesia. Los concilios son conocidos por el nombre de la ciudad en que se lleva a cabo. El último Concilio de la Iglesia había tenido lugar en 1869, en el Vaticano, en medio de la lucha por la unificación de los estados italianos y la disputa por los territorios pontificios. Antes de ese Concilio, el Vaticano I, el último Concilio, y el de mayor influencia, había sido el Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563, para reorganizar y de

Los salmos del Señor Resucitado

Vigilia Pascual Salmo 30(29); salmo 118(117); Mateo 28,1-10 Si es verdad, como decía san Agustín, que Jesús es el gran cantor de los salmos, esta es la noche en la que voz del Señor canta la profundidad del gozo y de la gratitud por la acción de Dios. Es la noche en la que contemplamos estremecidos al Señor Jesús rasgando la hondura de la oscuridad, bendiciendo al Señor, al amadísimo Creador -diría el Buki-, que lo ha vestido de belleza y majestad, envolviéndolo con la luz como con un manto. Es la noche en que se alegra el corazón de Jesús, y canta agradecido al Padre, porque no lo abandonó en la muerte, ni dejó que sufriera la corrupción. Es la noche en que Jesús aclama al Padre por su victoria, porque el Señor es su fortaleza, su canto y su salvación, el Dios de la libertad. La noche en que canta que alabará al Padre eternamente porque lo ha salvado de la muerte. La noche en la que Jesús experimenta que el Padre tiene palabras de vida eterna, y nosotros contemplamos gozosos, que

Los salmos del Señor Crucificado

Salmo 22(21), Salmo 30(29), Salmo 121(120); Juan 18-19 Vaticano 2035 es una sorprendente y futurista novela que cuenta la historia de Giuseppe Lombardi, que llegaría a ser Obispo de Roma, conocido con el nombre de Tomás. La vocación de Tomás nace desde pequeño, en París adonde va a vivir gracias a que su padre, renombrado médico investigador, es contratado en la Fundación Pasteur. Con el tiempo, el padre ganaría el premio Nobel  de Medicina, uno de sus amigos ganaría el Nobel de Física, y el mismo Lombardi, siendo ya el Papa Tomás, ganará también el Premio Nobel, él, de la paz. Sólo que con ocasión de una Jornada Mundial de la Juventud, Lombardi conoce a Chiara, una joven de la que se enamora, con la que se casa y tiene dos hijas. En la novela, tras la renuncia de Benedicto XVI, sin perder de vista que la novela se publicó algunos años antes de la histórica renuncia del Papa Ratzinguer, el nuevo Papa, Juan XXIV, dominico, decide arrancar un proceso de reforma de la Iglesia que inclu

El Pan y el Vino de la Cena del Señor

Jueves Santo Salmo 115; Salmo 23(22); Juan 13,1-15   Decía san Agustín que Jesús era el gran cantor de los salmos. Los primeros cristianos se enfrentaron a la difícil tarea de comprender al Señor Jesús. Se enfrentaban a la necesidad de comprender la verdad y la realidad de su naturaleza humana y divina. Se enfrentaron a la brutal experiencia de su pasión y de su muerte en la cruz; se dejaron encontrar y fascinar por el Señor Resucitado. Todo ello lo fueron comprendiendo poco a poco, y en ese camino de comprensión, hallaron luz en las Escrituras, y particularmente en los salmos. Primero sintieron que los salmos hablaban de Jesús, y luego escucharon la misma voz de Jesús que en los salmos cantaba su propia historia.   Hoy cantamos como Iglesia el salmo 115. Hoy el Señor canta con la voz de su Iglesia: La copa que bendecimos es la comunión de la sangre del Señor. Levantaré, canta el Señor, la Copa de la Salvación invocando tu nombre. En esta noche santa, recordamos y celebramo

Domingo de Ramos: Mesías de Dios, triunfo de la misericordia

Mateo 21,1-17 Domingo de Ramos. Domingo de la entrada de Jesús en Jerusalén. Inicio de la última semana en la vida histórica de Jesús. Después de un tiempo de predicar con gestos y palabras la llegada del Imperio de Dios o Reino de Dios en la zona de Galilea, decide que ha llegado el momento de que se manifieste plenamente, en la ciudad santa, en la gran Jerusalén.   Los gestos de esta entrada son elocuentes, profundamente contrastantes con la realidad del Imperio Romano, imperio de opresión y esclavitud. Jesús salió de Jericó hacia Jerusalén, como indicaban las profecías que haría el Mesías. Si alguien tenía la esperanza de un levantamiento armado y violento, que restaurara la antigua monarquía de los tiempos de David, lo más probable es que se haya sentido defraudado o cuando menos inquietantemente desconcertado ante los signos de la mesianidad de Jesús. Quizá entre ellos estaba Judas, y por ello traicionó a Jesús más tarde, aunque para Jesús, ni siquiera la traición fue sufic

Lázaro, amigo y amado

Juan 11 Algo tiene el evangelio de Juan que seduce y que fascina. A este evangelio no puede acercarse uno con calculada neutralidad. Hace apenas unos años, cuando iniciaba los estudios de Teología y tomaba el curso de Introducción a la Sagrada Escritura, pedí realizar y exponer ante mis compañeros una investigación en torno a lo que se sabía sobre los puntos más generales de este escrito: autor, lugar y fecha de redacción, estructura, imagen ofrecida de Jesús y de la comunidad de sus seguidores. Me encontré con que la lectura sobre el evangelio era tan apasionante como la lectura misma del Evangelio.   Vine a confirmar que la identidad del autor sigue siendo un misterio. En algún momento dado de la vida de la Iglesia alguien lo llamó Juan, y luego en otro momento, otro alguien dijo que este Juan era Juan el hijo de Zebedeo, el Pescador de Cafarnaúm. Sin que faltara a lo largo de la historia quién defendiera la atribución tradicional de la autoría del evangelio a Juan el Pescador