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Mostrando entradas de marzo, 2013

Alfa y Omega

Vigilia Pascual Al inicio del libro del Apocalipsis, aparece el Señor Resucitado, y se presenta a sí mismo diciendo: "Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive, estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo en mi poder las llaves de la muerte y del abismo." Al final del mismo volverá a presentarse, diciendo: "Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin." Se repite que Él es el primero y el último, y es la idea con la que se abre y se cierra el libro. Sabemos que el alfa y la omega son, respectivamente, la primera y la última letras del alfabeto griego. Alfa y omega son las letras con las que marcamos el cirio pascual. Y son la clave con la que yo interpreto los textos de la Escritura que iluminan esta noche de Pascua.  Creo que nuestra vida de principio a fin, se escribe con el amor de Dios, y esto es algo que sólo podemos ver con la luz de la fe. Creo que el Señor Jesús no sólo es la Palabra de Dios, sino la primera

Viernes Santo: "Donde esté el cadáver..."

Juan 18,1-19,42 Mateo y Lucas recogen una antigua tradición sobre Jesús, hacia el final de su vida pública, con alguna ligera variante. En Lucas, a Jesús le preguntan los fariseos cuándo llegará el reino de Dios. Jesús responde que el reino de Dios no llegará de forma espectacular, pero sí intempestivamente; advierte de falsas señales, y sus discípulos le preguntan dónde sucederá esto; es interesante notar que no le preguntan cuándo, no le pueden preguntar cuándo porque Jesús ya les ha dicho que el Reino de Dios ya está entre ellos, entre nosotros.  Les responde Jesús: "Donde esté el cadáver, ahí se juntarán los buitres." En Mateo, la pregunta original a Jesús es cuándo ocurrirá el fin del mundo y cuál será la señal de su venida. Jesús advierte que vendrán falsos mesías, pero, igual que en la versión de Lucas, también afirma: "Donde esté el cadáver, ahí se juntarán los buitres." La llegada del Reino de Dios y el fin del mundo son la misma realidad y están ac

Noche de agua, de Pan y de Vino

Juan 13,1-15 Margaritas ante porcos. Me acuerdo de mis clases de etimologías grecolatinas, cuando iba en la prepa. Recuerdo que la profesora nos dio una larga lista de frases célebres en latín; me acuerdo de varias, pero este día he recordado muy particularmente ésta. Con el tiempo vine a descubrir que se trata de una frase del evangelio de san Mateo (7,6): "No den lo santo a los perros, ni echen sus perlas a los puercos; no sea que las pisoteen, se enfrenten a ustedes y las destrocen." De paso descubrí que "margarita" significa "perla". La frase se utiliza cuando se entrega una palabra, un gesto o un objeto, a  alguien tan burdo que no sabrá aprovecharlo, cuidarlo o valorarlo. He recordado esta frase contemplando las escenas de la Escritura que nos conservan la memoria de esta noche de Jueves Santo: el gesto de amor de parte de Jesús, al lavar los pies de sus discípulos; el gesto del partir y dar el pan, y compartir la copa de vino; y el pedido, ca

Domingo de la Pasión, las piedras gritarán

Lucas 19,29-46 y 22,14-23,56 Después de haber predicado y llevado a cabo su práctica de misericordia en la zona de Galilea, todo ello como expresión del reinado o imperio de Dios, Jesús sabe que ha llegado la hora de la manifestación plena de este reinado. Por eso decide viajar a Jerusalén, la ciudad santa, para la mayor fiesta religiosa del pueblo, la fiesta de Pascua, aprovechando la gran cantidad de gente que se reunía entonces. Jesús viaja con el grupo más cercano de sus seguidores; lo ovacionaron a su entrada, y alabaron a Dios. Algunos fariseos reclamaban a Jesús y exigían que callara a sus discípulos. Si ellos callan, las piedras gritarán, respondió Jesús.  Mucho veremos entre los gritos de la gente y el grito de las piedras. Veremos a Jesús llorar por Jerusalén, por su dureza para aceptar al rey de paz que vino a visitarla; veremos a Jesús entrar en Jerusalén y expulsar a los vendedores del Templo, para que al pueblo le quedara claro que el amor y el perdón de Dios no so

San José: ¡Qué bueno, qué bueno!

Mi condición de viajero más del tiempo que del espacio, me ha equipado de una grata colección de música. No creo necesario aclarar que ni por equivocación tengo lo que no alcanza la categoría de música. Entran en mi colección la trova y el mariachi, las baladas y los boleros, la banda y por supuesto, alabanzas y oraciones, entre otros. Quiso un día la desgracia que en 10 segundos perdiera toda mi colección cuando el itunes actualizó el software de mi ipod sin mi consentimiento. Acudí con quien me regaló del ipod en cuestión, para tratar de recuperar algo que lo mucho que se había diluido en la nada. Le pedí con toda humildad me compartiera cuanto tuviera del Buki, los Fernández y hasta la Arrolladora. El inicuo me respondió que, atendiendo al nivel cultural de mis solicitudes, me había puesto en mi ipod hasta Paquita la del Barrio. Le respondí que agradecía su generosidad, pero si sólo pedía eso era porque a Mozart, Beethoven y a Pavarotti con todo y sus amigos ya los tenía yo,

Jesús, la adúltera y Francisco

Juan 8,1-11 Una de las escenas más populares: Jesús con la mujer sorprendida en adulterio, y hay que notar que no se trata de María Magdalena. La escena tiene una situación inicial clara: Jesús está enseñando en el Templo de Jerusalén. Hay un problema que surge cuando maestros de la Ley y fariseos le llevan a una mujer sorprendida en adulterio y, para tenderle una trampa, le dicen que según la Ley de Moisés debe morir apedreada, y le preguntan su parecer. Parece que el problema es el adulterio, y en el centro mismo del problema se encuentra la mujer. Y claro que nos preguntamos dónde quedó el varón con el que la mujer cometió adulterio, pues nadie comete adulterio consigo mismo. Pero más bien, con sus actitudes, Jesús se desplaza al verdadero corazón del problema. Por respuesta, Jesús se inclina hasta el suelo y se pone a escribir con el dedo en la tierra. Pero los acusadores insistieron en preguntarle, así que Jesús se puso de pie y les respondió que el que estuviera libre de p

El Padre Bueno

Lucas 15,1-3.11-32. ¿Y qué tal que todo hubiera comenzado en Nazaret? Porque ni modo que las parábolas de Jesús hubieran brotado de su ronco pecho, así nomás, sin decir "agua va". Y entonces quizá esta parábola nació una remota tarde de sábado en Nazaret; cuando María había ya bañado a Jesús, y lo había vestido de lino blanco, con sus huarachitos nuevos, y lo sentó en el patio, y le dijo que por favor no se moviera ni tantito, que por favor no se fuera a ensuciar, porque tendría que estar muy limpio para agradar a Dios, al Altísimo, cuando estuviera en su presencia. Y María volvió a la casa, para atender a José, y luego disponerse ella misma, para salir a la sinagoga, atrás de su marido, con su niño de la mano.  Y mientras, afuera, el niño no resistiría la tentación de caminar con sus huaraches, y experimentar que así no se sentía la tierra tan dura ni tan caliente. Dos o tres pasos, luego otros y otros. Poco a poco se acercaría a la cerca en que estaban las ovejas; co

Y si ustedes no se convierten...

Lucas 13,1-9 En los últimos versículos del capítulo 12 de Lucas, encontramos a Jesús enseñando a la gente a reconciliarse con sus adversarios, antes de que éstos los lleven ante los jueces y éstos a su vez los encarcelen y no los dejen salir hasta que hayan pagado el último centavo. Perece que los oyentes de Jesús estuvieran en deudas económicas, y pareciera que cuando de dinero se trata, la reconciliación en principio no fuera difícil. Pero hay situaciones en las cuales la reconciliación parece más bien imposible. Mientras Jesús está hablando, llegan unos, no sabemos quiénes, quizá gente enviada por escribas y fariseos, con quienes hemos visto discutir a Jesús, y quieren ponerle una trampa. Llegan a contar a Jesús que Pilato ha hecho matar a varios galileos, mezclando su sangre con la de los sacrificios. Seguramente la escena tuvo lugar en el templo de Jerusalén, durante la pascua, época del año en la que la afluencia de peregrinos rebasaba la capacidad de los sacerdotes, y entonce